Mueren más de 20 sudaneses durante protestas en
El Cairo

Mueren más de 20 sudaneses durante protestas en<BR>El Cairo

El Cairo  (EFE).- El número de los refugiados sudaneses muertos ayer en un enfrentamiento con miles de policías que pretendían desalojarlos de la plaza que ocupaban desde hace tres meses en El Cairo superó los 20, según fuentes policiales. Las últimas cifras doblan el número de víctimas mortales anteriormente informado y ello se debe al fallecimiento de al menos diez de los heridos en los hospitales a los que fueron trasladados después del enfrentamiento.

Los incidentes tuvieron lugar la pasada madrugada en la céntrica plaza de Mustafa Mahmud, cuando unos 4.000 policías antidisturbios desalojaban por la fuerza a unos 2.000 refugiados sudaneses, en su mayoría cristianos originarios del sur y el oeste de Sudán.

El Ministerio de Interior ha reconocido, en un comunicado, la muerte de diez refugiados, que atribuyó a una estampida, y ha afirmado que otros 30 sudaneses, incluidos niños y ancianos, y más de 70 policías resultaron heridos en los incidentes.

Según la versión oficial, numerosos de los acampados agredieron con piedras, botellas de vidrio, palos y pequeñas bombonas de gas a las fuerzas de seguridad, lo que llevó a éstas a utilizar agua a presión para controlar la situación. El Gobierno sudanés publicó un comunicado en el que lamentó lo sucedido, e instó a los refugiados abandonar sus exigencias de ser trasladados a un país occidental, ya que “las puertas de Sudán están abiertas”.

El ministro de Estado sudanés, Ahmed Ali Karti, recordó que las autoridades egipcias “han tenido mucha paciencia con los refugiados y facilitado durante meses su contacto con organizaciones internacionales”.

Una portavoz de la Alta Comisaría de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), detrás de cuya sede acampaban los miles de refugiados sudaneses antes de ser desalojados por la fuerza, también deploró lo sucedido.

La portavoz, citada por la agencia egipcia de noticias, MENA, reiteró sin embargo que las exigencias de los sudaneses de ser trasladados a un país occidental, y no regresar a su país ni permanecer en Egipto, era “imposible de cumplir”.

Por su parte, varios grupos egipcios pro derechos humanos, incluido el Instituto Sauasiya, y figuras de la oposición sudanesa, condenaron el “maltrato y el uso de la fuerza contra los refugiados” y exigieron abrir una investigación sobre los incidentes y castigar a los responsables.

Niyad al Burai, destacado miembro de la Organización Egipcia de Derechos Humanos (OEDH), calificó lo sucedido de “un crimen”, y acusó a la Policía egipcia de “estar acostumbrada al excesivo uso de la fuerza”.

Por su parte, el diputado opositor y líder del Frente Democrático Unido (FDU), Peter Sule, dijo en declaraciones a EFE en Jartum que los refugiados “fueron tratados como si fueran rehenes”, y que las autoridades egipcias “no debían haber utilizado la fuerza contra ellos”.

Las autoridades egipcias afirmaron que la evacuación de los sudaneses, trasladados a varios campamentos en otra zonas de El Cairo, responde a una petición de la ACNUR, y aseguraron que esta agencia internacional se quejó últimamente de haber recibido varias amenazas de los acampados.

La crisis se remonta a enero pasado, fecha en la que ACNUR decidió cerrar la mayoría de los expedientes y trabajar sólo con los casos urgentes después de que el Gobierno de Jartum y los rebeldes del sur de Sudán firmaran el acuerdo de paz que puso fin a 23 años de guerra civil en esa región.

A finales de septiembre, un grupo de manifestantes entregó un documento con 17 demandas, entre ellas la reapertura del expediente de 20.000 personas que pedían asilo, y emprendió la sentada frente al cuartel general de ACNUR en un parque frente a una importante mezquita en Mohandesin.

La presión de los acampados hizo que la agencia interrumpiese definitivamente todos los trámites para la concesión del estatuto de refugiado a los ciudadanos sudaneses.

No obstante, ACNUR anunció hace una semana haber llegado a un acuerdo con los líderes de los refugiados, según el cual proponía el pago durante un mes del alquiler de una vivienda para cada uno de ellos, lo que fue rechazado por los acampados. 

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