LA HABANA. AFP. Los restos del preso político cubano Wilmar Villar Mendoza, muerto el jueves tras una huelga de hambre de 50 días, fueron sepultados ayer en su pueblo natal en el oriente de la isla, bajo fuerte vigilancia policia. El gobierno dijo anoche que Villar no murió en una huelga de hambre.
Los restos de Villar, de 31 años, fueron sepultados en el cementerio de Contramaestre, en Santiago de Cuba en una ceremonia reservada a sus familiares y realizada «bajo fuerte vigilancia policial», contó la activista Ana Luisa Bedey, del grupo opositor Damas de Blanco. «Dudo mucho que algún opositor haya podido llegar al cementerio, pues nunca vi movilizar a tantos camiones, guaguas y patrullas de policía como hoy», dijo Bedey, quien explicó que la esposa de Villar, Maritza Pelegrino, que también integra las Damas de Blanco, no asistió al sepelio.