Muerte de Schiavo sacude EU; recrudece debate sobre eutanasia

Muerte de Schiavo sacude EU; recrudece debate sobre eutanasia

MIAMI (EEUU) (EFE).- La muerte de Terri Schiavo tras dos semanas sin alimentos ni agua por una decisión judicial, entristeció ayer a Estados Unidos, mientras se recrudeció el debate sobre el derecho a vivir o a morir.

   Schiavo falleció en un hospital de enfermos terminales de Pinellas Park, al oeste del estado de Florida, después de permanecer quince años en estado vegetativo y su cadáver fue trasladado al Departamento Forense de la localidad, para ser sometido a una autopsia.

   Willian Pelan, investigador forense, indicó en un comunicado que la causa de la muerte y el informe de la autopsia, solicitada por el esposo de la mujer, Michael Schiavo, no estaría disponible en algunas semanas.

   Michael Schiavo autorizó la autopsia porque desea mostrar pruebas del daño cerebral que sufrió su mujer luego de padecer un ataque cardiaco a causa de una súbita bajada de potasio en su organismo  por una estricta dieta para adelgazar.

   La mujer, de 41 años, será cremada, según dijo su esposo, mientras que los padres, Bob y Mary Schindler, estaban programando una misa para el próximo martes o miércoles.

   Su hermana Suzzane Vitadamo dijo hoy que Schiavo después de «años de negligencia en manos de aquellos supuestos a protegerla y cuidarla, finalmente está en paz con Dios en la eternidad».

   Horas antes David Gibbs, el abogado de los Schindler, declaró que «este es un día triste para la familia y para la nación».

   Al tiempo que Frank Pavone, sacerdote católico que visitó a Schiavo poco antes de que falleciera, calificaba el deceso de «asesinato».

   «Y por eso no sólo lloramos que Terri haya fallecido, sino lloramos que nuestra nación haya permitido una atrocidad como esta, y rezamos para que no vuelva a ocurrir nunca más», manifestó.

   La mujer fue desconectada el pasado 18 de marzo de la máquina de alimentación que la mantenía con vida por orden judicial.

   George Felos, abogado de Michael, aseguró que Schiavo falleció en paz y con dignidad, tal como quería su esposo.

   «Nuestro principal objetivo era que Terri muriera en paz y con dignidad y lo hemos logrado», señaló el letrado en una conferencia de prensa.

   Al responder a una pregunta sobre cómo se sentía su cliente, Felos afirmó que éste, que, «siempre amó profundamente a Terri, siente un gran dolor» y no tiene «ningún sentimiento de rencor».

   Felos negó la afirmación del sacerdote Pavone, que ha actuado como portavoz de los padres de la enferma y dijo que el fallecimiento «mostró hasta el último momento la crueldad de Michael Schiavo, quien no permitió que la familia estuviera con ella cuando murió».

   Entretanto, el gobernador de Florida, Jeb Bush, expresó en un comunicado que las oraciones de los que defendieron la causa de la vida de Terri Schiavo «no quedarán en vano».

   «La muerte de Terri es una ventana a través de la que podemos observar muchos aspectos que aún permanecen sin resolver en nuestras familias y en nuestra sociedad. Por eso podemos estar agradecidos por todo lo que la vida de Terri Schiavo nos ha enseñado», dijo Bush.

   El arzobispo de la Archidiócesis de Miami, John C. Favalora, lamentó también la muerte de Schiavo y exhortó a los católicos a firmar un testamento con su voluntad en favor de la vida para evitar casos similares.

   «Todos deberíamos preparar cuidadosamente un testamento para evitar confusión en el futuro. Sin embargo, no debe incluir nada opuesto a la vida. Moralmente, no podemos pedir en el testamento que se nos prive del agua y los alimentos», subrayó Favalora.

   El religioso también manifestó que los católicos continúan orando para que «nuestro gran país trate responsablemente los muchos temas éticos-morales» que suscitó el caso de la mujer.

   En Washington el presidente de EEUU, George W. Bush, y varios legisladores republicanos dijeron estar apenados por la muerte de Schiavo.

   Bush expresó sus condolencias a la familia y señaló que «miles de estadounidenses están hoy tristes por la muerte de Terri Schiavo».

   La senadora Dianne Feinstein fue la única demócrata destacada que hizo una declaración pública, y destacó que «la lección que debemos sacar de esta situación es la importancia de que hablemos de estos asuntos con nuestra familia».

   «Y escribamos una expresión de nuestra voluntad que deje en claro nuestros deseos», manifestó Feinstein.

   La disputa judicial de siete años entre el esposo de Schiavo, y la familia de la mujer, que quería prolongarle la vida, se convirtió en una polémica nacional desde que grupos cristianos y conservadores la adoptaron como una batalla contra la eutanasia.

   Las encuestas de opinión han mostrado que la mayoría de los estadounidenses apoyaba la suspensión de los esfuerzos por mantener viva artificialmente a la mujer y se oponía a la intromisión del Gobierno y los políticos en un asunto familiar.

   Kevin Brady, representante republicano, advirtió que el legado de la experiencia de la mujer, «que incluye una familia dividida, la arrogancia de los tribunales y una muerte forzada por hambre, llevarán al Gobierno y a las familias a reflexionar sobre nuestras leyes».

   «Tenemos que asegurar que nuestros ciudadanos más vulnerables estén representados de forma adecuada e independiente antes de que se tomen decisiones finales tan terribles sobre su cuidado», añadió.

   En el Vaticano, el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, hizo hincapié en que la vida es sagrada y que en el caso de Schiavo «se ha anticipado arbitrariamente una muerte».

   Las circunstancias de esa muerte «han sacudido con justicia las conciencias», porque «se ha interrumpido una vida», según el portavoz, quien aseguró que la alimentación forzada de la enferma «nunca puede ser considerada un ensañamiento terapéutico». EFE

 

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