Muerte materna por tuberculosis

Muerte materna por tuberculosis

La narrativa de esta historia se inicia en la primera semana de diciembre de 2017 cuando una joven madre es intervenida quirúrgicamente en un centro de salud del Distrito Nacional, por un agudo dolor en la parte inferior izquierda del vientre. Se le removió la trompa uterina y el ovario izquierdo. La pieza anatómica no reportó hallazgo patológico alguno. Siete meses más tarde un estudio sonográfico demostró la presencia de un embarazo. Era la tercera vez que concebía el que sería su segundo hijo ya que había abortado en una ocasión. Tuvo unos doce chequeos prenatales y se le programó una
Cesárea para el día 5 de febrero de 2019. Se obtuvo un niño saludable de 6 libras, quien por 45 días fue alimentado con leche materna que fue cambiada a leche de fórmula, debido a un cuadro febril de la madre. La fiebre era de predominio nocturno.
La paciente se quejó de náuseas y vómitos siendo referida a una gastroenteróloga por su gineco-obstetra. La especialista en vías digestivas la devolvió al ginecólogo ya que la enferma acusaba dolor abdominal generalizado. Fue hospitalizada de emergencia. Su cuadro clínico empeoró por lo que fue necesario transferirla a un hospital regional de la parte oeste de la capital dominicana. La nota de ingreso hospitalario indica que recibieron a una enferma con dolor y distensión abdominal. El diagnóstico de ingreso fue: “Abdomen quirúrgico de origen a investigar”. Luego de un período de observación de 72 horas fue intervenida mediante laparoscopía abdominal encontrándose 3.5 litros de líquido dentro de la cavidad abdominal y múltiples pequeños nódulos regados sobre la superficie del útero, ovario, intestinos, hígado, vesícula biliar, bazo y estómago. Se tomaron muestras para estudios anatomo-patológicos y citológicos. El equipo de cirugía laparoscópica concluyó con una impresión diagnóstica de: Gran carcinomatosis en la cavidad abdominal con adherencias a las asas intestinales. La enferma tuvo un postoperatorio tormentoso, desarrollando un estado de shock el cual no pudo ser revertido, declarándose fallecida a las 7:05 am del día 19 de abril de 2019.
La autopsia se llevó a cabo unas nueve horas después del deceso. Al abrir el cadáver se notó la presencia de abundante líquido ambarino en el tórax y abdomen, así como centenares de pequeños nódulos amarillentos esparcidos por toda la superficie de los órganos intra-abdominales y superficies pleurales. Estas lesiones redondas como municiones correspondieron a una infección tuberculosa que también envolvió los pulmones de quien en vida se desempeñara como empleada de una banca de apuesta y que se había graduado de bachiller.
Esta grave y común infección fue detectada tardíamente mediante los estudios post-mortem, lo que confirma aquel adagio médico que reza: “Diagnóstico que no se sospecha, es un diagnóstico que no se hace”.
Se calcula que de los 7,500 millones de seres humanos que pueblan la tierra hay mil millones infectados con el Mycobacterium tuberculosis, de los cuales 1.4 millones mueren anualmente. La pobreza, el hacinamiento, la senectud, el SIDA, la diabetes, las enfermedades pulmonares ocupacionales, la falla renal, la desnutrición y el alcoholismo , entre otros, son factores que contribuyen a la alta prevalencia de esta crónica afección.
En la República Dominicana el reto epidemiológico tiene la agravante de embarazadas procedentes del vecino Haití donde la incidencia de tuberculosis es relativamente alta.
¡Evitemos la tisis en las madres de ambos pueblos!

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