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Washington (EFE).- La muerte de Abu Musab al Zarqaui es una victoria psicológica para los gobiernos de EEUU e Irak, pero su falta de triunfalismo al anunciarla revela el temor de que no signifique la reducción de la violencia, según los expertos.
El jordano Zarqaui era el hombre más buscado en Irak y por su cabeza EEUU había ofrecido una recompensa de 25 millones de dólares, la misma que por el líder de la red terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden.
La lista de sus supuestos crímenes es larga e incluye la organización de un atentado suicida en Amán en el que murieron 60 personas en noviembre pasado y la decapitación, realizada por sus propias manos, de varios rehenes estadounidenses.
Y sin embargo, el presidente de EEUU, George W. Bush, no dijo hoy que su captura sea un punto de inflexión, como calificó la transferencia de soberanía a los iraquíes en el 2004, las elecciones del 2005 o la reciente formación de un nuevo gobierno. En cambio, adoptó un tono más cauto. Zarqaui está muerto, pero la misión difícil y necesaria en Irak continúa. Podemos esperar que los terroristas e insurgentes seguirán sin él, dijo Bush en la Rosaleda de la Casa Blanca.
Así ocurrió con la captura del ex dictador Sadam Husein, en diciembre del 2003, que no produjo una reducción en la violencia en el país.
Como presunto líder de la filial de Al Qaida en Irak, Zarqaui era la cara más pública de una insurgencia muy heterogénea, compuesta por grupos con independencia operativa y metas ideológicas diversas.
Relación con Zarqaui
BAGDAD (AFP).-Las informaciones procedentes del círculo del jefe de la red Al Qaida en Irak, Abu Musab Al Zarqaui, permitieron a las fuerzas norteamericanas localizar y hacer justicia con el terrorista jordano, muerto el miércoles en una operación aérea, informaron el jueves fuentes oficiales norteamericanas. De la casa donde se encontraba Zarqaui, situada a 8 km al norte de Baaquba (60 km al norte de Bagdad), sólo queda un cráter de hormigón.
