Muertes naturales
en Santo Domingo

Muertes naturales <BR>en Santo Domingo

Quizás para mucha gente el servicio que realiza el Instituto Nacional de Patología Forense se circunscribe solamente al estudio de cadáveres correspondientes a muertes violentas. Sin embargo, un desglose estadístico del trienio correspondiente al período 2007-2009 nos presenta una realidad diferente. Durante esos 36 meses se registró un total de 4,919 autopsias de  las cuales 1,438 casos resultaron ser decesos no violentos, representando el 30% de la casuística global.

Si  procedemos a analizar detalladamente esas 1,438 defunciones naturales nos encontramos con que 700 equivalentes a un 49% fueron debidas a enfermedades cardiovasculares primarias. Cabe señalar que de estas últimas la arteriosclerosis coronaria y la hipertensión arterial constituyen la mayoría. ¿Qué significan estas cifras? Quieren decir que para fines prácticos la mitad de las muertes repentinas en personas comprendidas entre las edades de 40 y 70 años son causadas por afecciones controlables y hasta evitables. Sabemos que la ateromatosis coronaria se debe a factores hereditarios, dietéticos y a hábitos sedentarios. También conocemos que una hipertensión arterial detectada a tiempo y atendida profesionalmente reduce los riesgos de ataques cardiacos, aneurismas y hemorragias cerebrales.

Sigamos disecando los certificados de defunción por muertes naturales en los tres últimos años. De los 1,438 fallecimientos naturales se destacan 496 debidos a infecciones equivalentes a un 34%, vale decir un tercio de todas las enfermedades. Deseamos resaltar la alta incidencia de SIDA. Otra vez llama la atención que la inmensa mayoría de los trastornos infecciosos son prevenibles y curables. Muchos de los niños y las parturientas fueron presas mortales de las infecciones. Las muertes  maternas se debieron a enfermedad hipertensiva del embarazo, las hemorragias y las infecciones que acabamos de reseñar. El resto de las demás causas de muertes naturales se distribuyeron entre el cáncer, la cirrosis hepática, la diabetes mellitus, los trastornos pulmonares crónicos y las úlceras pépticas sangrantes. Acá los malos hábitos alimentarios, el alcohol, el tabaco y la bacteria Helicobacter pylori son elementos causales significativos en la génesis de dicho grupo de entidades patológicas.

En la República Dominicana si no nos mata una bala asesina o el filo cortante de un cuchillo o machete es probable que nos atrape un callado infarto, una infección o un cáncer tardíamente detectado. Para nosotros sigue siendo un milagro el  de la vida y una verdadera dicha llegar a viejo. Desde el vientre materno nos amenazan la pobreza, la falta de educación y una cultura cargada de supersticiones y tabúes que dificultan la implementación de efectivos programas de promoción sanitaria, vacunación continua y acceso oportuno y eficaz a servicios de óptima calidad. Llegará el día en que para los dominicanos dejará de ser un sueño de quimera el aspirar a llegar a los cien años sano y contento. Nos falta un largo trecho, pero no por ello perdamos la esperanza de lograrlo.

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