Más de 37 niños han muerto por dengue en lo que va de año en el hospital Robert Reid Cabral, lo que mantiene altamente preocupados a los médicos. Por más de tres horas se reunieron ayer galenos, técnicos y autoridades del sistema.

La epidemia no cede, pero lo peor es que los niños mueren por falta de dedicación, referimientos tardíos e innecesarios, llegan moribundos después de pasar por varios centros públicos y privados y nadie dice nada, señalaron por separado los doctores Josefina Fernández y Jesús Feris Iglesias.

En lo que va de año, los registros tienen más de 1,200 casos,  de esos 800 son hemorrágicos. El 10% de las camas del centro están ocupadas por niños enfermos de dengue. Este fin de semana hubo 40 ingresos, ayer quedaban 31 pequeños internados.

Las autoridades habían informado de un descenso en el número de casos, pero los médicos del Robert Reid no saben de dónde se obtienen esos datos.

Negligencia.  La dirección de Infectología del hospital convocó ayer a varios departamentos del centro y a las autoridades de Salud Pública. “Esta mortalidad tan alta es inconcebible”, dijo el doctor Feris Iglesias.

Mientras, la doctora Fernández insiste en que todos los padres y madres llevan sus hijos a tiempo a los centros de salud, pero no los tratan adecuadamente. Llegan a este hospital a morir prácticamente, reiteró evidentemente incómoda.

Los dos especialistas aseguran que en el país no se ha asimilado la magnitud de la epidemia de dengue.

Hace poco llegó al hospital un niño del sector El Almirante que al llegar murió en los brazos de su padre, lo habían visto en tres hospitales, de acuerdo con tres pediatras del departamento de Infectología.

En el país se estima que han muerto más de 60 personas por dengue este año y aunque las cifras oficiales dicen otra cosa, el doctor Feris asume que debe sobrepasar los 14,000 afectados.

El dengue es una enfermedad de notificación obligatoria, pero muchos centros lo que reportan son los casos de muertes. Eso eleva el porcentaje de muertes, asegura Feris Iglesias.

La culpa.  “No hay razón de ser para que le refieran todos esos casos al Robert Reid, eso quiere decir que se jodan los médicos de aquí, y yo, seguiré viviendo la buena vida”, lamentó el pediatra, quien pidió a Salud Pública “poner el cascabel al gato”.

Indicó que los médicos que no hacen un trabajo correcto son empleados de Salud Pública. No hubo respuesta oficial.