FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Cuando se escribió este artículo, habían transcurrido siete días de haberse celebrado las elecciones congresionales y municipales, y la Junta Central Electoral  no acababa de declarar sus resultados. El hecho de que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) lidereaba entre 20 y 25 provincias, señalaba que obtendría la mayoría en el Congreso Nacional. Pero el Partido de Revolucionario Dominicano (PRD) y lo que queda del Partido Reformista Social Cristiano, parece que rechazarán, impugnarán, lo que sea, con tal de que tal cosa no suceda.

Pero, a nuestro juicio, y después de haber escuchado los resultados del boletín número ocho, el PLD es el indudable ganador de las elecciones. Y como es natural, cuando los senadores, diputados y síndicos tomen posesión de sus cargos, no lo pensarán dos veces y, ¿qué van a hacer?. Sencillamente nombrar a su gente, a los que trabajaron en sus campañas, etc. Porque eso es lo que se hace siempre. Pero también significa que miles de los actuales empleados y funcionarios engrosarán la lista de desempleados en la que hoy están los que mañana, o cuando sea, los sucederán.

El asunto es cruel pero lógico, máxime en un país donde la ley de carrera administrativa no es más que un mito.

Ahora, con cada día que pasa, más cosas penosas pasan en el país. Ya han habido varios muertos y heridos, y seguirán habiéndolos si la JCE no se decide e informa oficialmente quienes son los ganadores, quienes son los nuevos senadores, diputados, síndicos y regidores.

Cada vez que cae un dominicano en una reyerta política, ¡apuntéselo a la JCE!. Y esto, no se puede negar.

En Chile hubo elecciones recientemente, y hubo dos vueltas, pero al término de la segunda no pasaron diez horas sin que se supiera quien había ganado. Sin embargo aquí, un pedacito de tierra con algo más de medio millón de electores, del que el 50 por ciento se abstuvo de votar, tuvo que pasar casi una semana para  decir que partido se alzó con la victoria. Y está claro por qué lo hicieron, dada la filiación política de sus integrantes.

Por eso digo, por eso aseguro, que los muertos y heridos que han habido después del 16 de mayo, hay que apuntárselos a la JCE, por su increíble forma de trabajar, de llevar un asunto que es primordial para la tranquilidad y el progreso de un país  que necesita paz y si no hermandad, al menos respeto entre sus habitantes, para que se pueda salir del hoyo en que nos metió el PRD entre el 2,000 y el 2,004.

La JCE pasará a la historia de mala manera, no lo duden, y  ojalá no pierdan más tiempo y que para cuando se publique este artículo ya todo esté normal, políticamente hablando. Yo personalmente creo que esta situación habrá pasado. Lo único que pido a Dios es que los que hayan perdido lo acepten como hizo Hernani Salazar, quien dió lo que se llama una cátedra de buen político y de caballero, al aceptar el triunfo de su oponente, Amílcar Romero, fue a su casa, lo felicitó y hasta brindaron. Tengo que decir que Salazar se anotó una serie de puntos positivos, en lo que a mí respecta, porque me desagradó en grado sumo la forma en que llegó al Senado, durante el período pasado. Pero su actitud de ahora, lo ha reivindicado.-