Muestra de civismo

Muestra de civismo

Los dominicanos reafirmaron ayer en las urnas su indiscutible civismo, al ejercer de manera ordenada, pacífica y consciente su derecho de elegir las autoridades que dirigirán los intereses del Estado desde el 16 de agosto de este año hasta el 16 de agosto del 2008.

Apenas emitidos los primeros resultados electorales, el Presidente Hipólito Mejía, uno de los fuertes contendores en la puja por el poder, reconoció que su adversario Leonel Fernández Reyna había resultado favorecido con el voto mayoritario de los dominicanos.

La actitud del Presidente, que le enaltece, libra al pueblo dominicano de las tensiones habituales en estos procesos, en los que surgen aventureros que pretenden, de alguna manera, desconocer la voluntad del electorado. Su posición contribuye a neutralizar amagos contra los cuales ya había expresado preocupación monseñor Agripino Núñez Collado, coordinador de la Comisión de Seguimiento de los Trabajos de la Junta Central Electoral (JCE).

En otras oportunidades, los dominicanos hemos padecido el efecto de la ambición desmedida de algunos políticos, que no han asimilado la derrota electoral y han pretendido, sin resultados, modificar el sentido de lo que ha decidido el electorado.

En la historia democrática del país, esa ambición ha sido uno de los componentes más nocivos, pues ningún beneficio ha podido derivarse del hecho de marchar contra la corriente.

[b]II[/b]

Hay que convenir en que, nuevamente, los dominicanos han sabido apuntalar la institucionalidad democrática, mediante un ejercicio electoral del que, en términos de patriotismo, nadie ha salido derrotado, sino que se ha producido un traspaso del poder en virtud de un mandato popular.

Los incidentes a lamentar han sido, en estas votaciones, excepciones aisladas. Algunos, inclusive, fueron motivados por rencillas que nada tenían que ver con el ejercicio que ocupaba al país durante la jornada de ayer. Otros, de poca monta, fueron arrebatos de fanáticos que no han terminado de entender que la voluntad del elector hay que respetarla.

Es bueno reconocer que para llegar a esta fiesta democrática ordenada y serena, la Junta Central Electoral, con el espaldarazo de varias organizaciones cívicas locales y extranjeras, así como uno que otro organismo internacional, debió hacer acopio de precisión en la organización de todo el proceso. Su trabajo ha merecido el elogio de observadores locales e internacionales, de representaciones diplomáticas y de los propios partidos políticos.

Esta conducción del proceso, que ha incluido por primera vez el voto de los dominicanos en el extranjero, es una muestra del crecimiento institucional que ha logrado el país en el ejercicio de la democracia.

La muestra de civismo de todos, del electorado, del Presidente Mejía, de la Junta, y el espaldarazo de todos y cada uno de los observadores locales y extranjeros, nos colocan en posición preferencial entre los países del área, por el indiscutible avance logrado. Congratulémosnos por esta conquista. Al presidente electo, Leonel Fernández, nuestras felicitaciones y el deseo de un ejercicio exitoso de las funciones que asumirá por segunda vez a partir del 16 de agosto de este año.

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