Mujer conjuga fortaleza y amor tras un propósito

Mujer conjuga fortaleza y amor tras un propósito

La ternura, la fortaleza y la inteligencia que caracterizan a la mujer están concentradas en Carolina Marte, una joven madre que enfrenta con optimismo y fe la discapacidad de su niño Hugo Deremy al punto de hacer de él toda una figura de las redes sociales por la alegría y sabiduría que proyecta, en videos de su cotidianidad familiar y proceso médico.
Sin dudas la mayoría de los seguidores de Derek lo que más admiran de éste es su elevada autoestima, la pronta respuesta ante cualquier situación y su ritmo al bailar sentado sobre sus piernitas, que con seis años no logra estirar, pero pocos saben de la fuente de energía positiva de este niño que con naturalidad enfrenta el desafío con que llegó al mundo.
Carolina es una dominicana, por demás emprendedora, que producto de su esfuerzo y junto a su esposo, Hugo Hernández, logró llevar una vida de clase media en el país en la que se sentía cómoda, junto a su hijo Willy, de entonces seis años, y el retoño que crecía en su vientre. Todo era ilusión y alegría hasta que las imágenes de su embarazo comenzaron a mostrar anomalías en el bebe, que aunque los médicos aseguraban que eran sencillas de tratar, no dejaban de preocupar. Sin embargo, llegado el día del nacimiento la realidad dio un giro drástico, porque el informe que recibió Carolina de su bebe, luego de varios estudios y visitas fue de que tendría un niño que además de no caminar, no podría hablar ni tragar.
“Ese día se me vino el mundo abajo, llamo a mi papá llorando pero el me consuela diciéndome que la doctora se podría equivocar, que el bebe iba a salir adelante, y así mismo fue”, expresó, en entrevista concedida a HOY.
Ahí inició todo un proceso de aceptación y busca de ayuda médica, en medio del cual se propuso que su hijo sería feliz y que no lo ocultaría.
“Le pusieron yesos desde que tenía meses y se lograron avances pero luego de eso seguían las operaciones y había que sacarlo del país”, expresó.
Desafíos. En medio de la preocupación de necesitar sacar a su hijo del país y no contar con la documentación requerida, a su vida llegó una ruptura de su matrimonio de 10 años.
“Fue uno de los peores momentos de mi vida. Estuvimos separados un año y yo decía, wao, estoy sola. Ahora mi esposo y yo nos reconciliamos, pero fue una avalancha, porque en ese momento también estaba embarcada en montar mi propio negocio porque no me podía emplear, para poder atender al niño y con el tema del viaje tuve que pedir una visa humanitaria para viajar a Estados Unidos, aunque el papá era residente”, narró.
Pasado el tiempo, le fue otorgada la visa y Carolina marchó en busca de la salud de Derek, solo llevándoselo a él, a su hijo de ahora 12 años Willy, y una carga de esperanzas que le acompañan.
“Dejé todo. Mi negocio, mi vehículo, mi apartamento grande. De pronto nos vimos los tres en un cuartico y yo oraba y lloraba todos los días, agarrando las manos de mis muchachitos, pero siempre traté de no demostrarle a ellos mi dolor, solo les decía que estaríamos mejor”, recuerda, pero otro golpe se produjo pocos meses después, y fue que el negocio que dejó en el país se le fue abajo, aunque luego logró asociarse con alguien y en la actualidad está posicionado.
Con toda la fe. A ocho meses de su partida del país Carolina ha logrado estabilizarse en New Jersey, los médicos están centrados en la salud de Derek, que inicia su proceso de cirugías en abril próximo.
Afirma que su clave para hacer de Derek el niño que es, fue que decidió que nunca lo ocultaría ni daría lugar a que se sientiera una carga, por ello, siendo una mujer de 31 años y habiendo enfrentado la situación del niño desde los 25, no dejó de divertirse ni de salir con ellos, procurando hacer su mundo lo menos limitado posible.

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