Mujer, cuántas sorpresas das…

Mujer, cuántas sorpresas das…

POR AMPARO CHANTADA
Desde siempre, el poder y sus manipuladores utilizaron a las mujeres en algunas tareas que, pensábamos, eran naturales. Naturalmente, las mujeres fueron usadas como bailarinas, agentes especiales, secretarias o emblemas de Paz, en nombre de la Patria, en nombre de una causa. En nombre del Estado, o del secreto de Estado, fuimos capaces de cumplir tareas peligrosas, casi siempre heroicas, pues nos asociaron también con el heroísmo y el sacrificio.

La vida, la cultura o mejor dicho, las tradiciones patriarcales nos han definido como sensibles, dulces, pasivas, no violentas, sensuales, refinadas, inteligentes y manipuladoras. Las mujeres actúan casi siempre con premeditación, contrario a los hombres.

Las mujeres, por cultura, y así lo proyectamos, se encargaron de perpuetar la vida, de salvar, de conservar, de sanar, de proteger y de criar. Algunos, incluso, olvidaron bien rápidamente, que las industrias en Francia y en Inglaterra, en Estados Unidos también, funcionaron durante las dos Guerras, con y por las mujeres, mientras los hombres se peleaban: así, las mujeres armaban cañones, carros, barcos, aprendían a atornillar, a fabricar balas, fusiles, ametralladoras, bombas y alternadores, baterías, nada era secreto para esas manos, aprendieron por que así lo exigía el momento.

Más recientemente tenemos otros ejemplos. El régimen cubano, manda el cuerpo de ballet del Tropicana como embajador, convencido, será, o que los encantos de esas mujeres, atraerán turistas adinerados en la Isla o que la imagen sensual del Ballet, refleja la alegría, a pesar de todo, de la cotidianidad cubana. Al fin son embajadoras y lo hacen bien.

Como agentes especiales, las mujeres nos hemos ganado fama: Mata Hari, Clara Benedix, Lidia Oswald o Carla Capek han ayudado a la Humanidad, por saber sacar secretos, guardar secretos y transmitir informaciones de un campo a otro. Para eso, se les pedía, sangre fría, sensualidad, inteligencia y porque no, ser idiotas cuando había que serlo (Marilyn Monroe encarna ese tipo de mujer) y ser suficientemente intelectuales, como para disimularse en el mundo silencioso de la diplomacia de su época.

Somos valientes cuando hay que serlo, Dolores Ibarruri (Pasionaria) simbolizo el coraje y la volunta de la mujer española durante la Guerra Civil Española, incluso, haciendo olvidar, su condición de madre y de esposa. Es que nos educaron para el sacrificio extremo.

Como secretarias, gracias a Mónica, nos hemos ganado una fama de súper eficiente. Somos capaces de organizar y mantener en orden una oficina y de crear grandes desordenes también cuando se nos presenta la oportunidad.

Como emblema de Paz, somos las mejores embajadoras, así lo fueron Sirley Mac Laine, Audrey Hepburn y la Princesa Diana. Somos tan abnegadas, que después de ser famosas, nos paseamos en el mundo humildemente tratando de aliviar los horrores de las guerras, que provocan siempre los hombres. Nos pronunciamos contra las bombas, contra las minas y contra las granadas, tratando de convencer a la industria guerrera del mundo, que fuera mejor invertir en los Hombres que en las armas.

Pero leyendo las noticias internacionales, una de ellas me aterrorizo. Y supongo, que no fui la sola, en este mundo, donde la irracionalidad y la manipulación de las informaciones, se han hecho tan comunes, que dejamos de indignarnos.

Saddan Salah Al Rami, joven iraqui de 29 anos, acaba de ser liberado. Y se decidió en hacer denuncias y revelaciones. Dijo que fue arrestado, después de ser denunciado en Bagdad, por US $ 60 por uno de sus compañeros, porque se pensaba que formaba parte de Ansar al Islam, una fracción de Al Quaida. Hasta ahora, el relato era banal.

Saddan revelo al mundo, que fue arrestado y transferido en la cárcel de Abou Ghraib, fundada por la Generala Bárbara Fast, sector 1 A, celda 42 y ahí, se le vistió de un uniforme anaranjado, se le puso en la cabeza un pasamontañas y se inicio, una de las tantas y tantas tandas de torturas. Hasta ahora, nada extraño, estamos acostumbrados a ese tipo de situación en tiempo de guerra.

Pero lo extraordinario, lo insoportable, lo que los periódicos no pudieron describir en sus columnas por respeto y mesura, es el sadismo, el odio y el racismo con los cuales, lo torturaron. No encontraba palabras para describir lo que le hicieron, para explicar, las violaciones repetidas, las quemaduras, las torturas en las partes más sensibles del cuerpo humano, pies, manos, senos, horas y horas de calvario. Decía que esas tandas se practicaban en los pasillos, en los oficinas, en las salas de ocio, delante muchos testigos. Tenía vergüenza, hay un pudor, una cultura que se oponía a lo que le hacían, era una violación cultural. Pero además, fotografiada, filmada como si se quería guardar pruebas, del buen comportamiento de esos soldados.

Saddan, se desmayo constantemente, por su suerte. Pero cuando despertó, cual no fue su sorpresa: vio que estaba rodeado de dos elegantes mujeres, una Sabrina Harman y la otra, Lynndie England, oficiales las dos, del Ejército Norte americano, de los Estados Unidos de América, garante de la democracia mundial.

Hoy, esas dos mujeres, soldados, están en la Corte Marcial de los Estados Unidos.

Descubrimos así, que las mujeres, formadas, preparadas, entrenadas en los Ejércitos, también son capaces de ser torturadoras.

Nosotras, mujeres, descritas tantas veces como angelicales, sumisas y tiernas, acabamos de demostrar que no lo somos naturalmente, lo somos por cultura, y que los valores de las mujeres no son mas que comportamientos diferentes productos de una experiencia diferente.

No se nace torturadora y así, como somos capaces de hacer cualquier tarea, también las mujeres son capaces de ser torturadoras.

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