Ocho años hace que Scarlette Alfonsina Cruz Vasquez espera por la solución del problema suscitado con la suplantación de su identidad por una persona que obtuvo un pasaporte con sus datos y con la que coincide en segundo nombre y apellido.
Aunque supo del fraude ya adulta, cuando fue a solicitar el documento por primera vez, hace tiempo que fue cometido, pues en la libreta aparece su fotografía escolar del séptimo grado. Tenía 11 años entonces.
Todo quedó descubierto en las oficinas de la Dirección General de Pasaportes. Allí fue fue sorprendida con la pregunta de unas autoridades asombradas, que no entendían por qué pagaba el impuesto de nueva expedición si ya lo había pagado mucho tiempo antes y lo que debía hacer era renovar.
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“Les dije que nunca lo había sacado, entonces giran la computadora hacia mi y preguntan ¿Esa eres tu?, les respondo sí y era mi foto de niña pero la fecha de nacimiento no coincidía con la mía. Me mandaron a averiguar con mis padres si en algún momento me lo habían solicitado y claro está que la respuesta era no”, narra Scarlette.
La mujer de 33 años cuenta que necesitaba el documento porque estaba casada con un estadounidense con el que procreó un hijo y querían vivir en ese país, lo que por esa ilegalidad postergada ha sido imposible.
Recuerda que la hicieron buscar múltiples “papeles” en la Junta Central Electoral. Hace casi un año le dijeron que solo le faltaba una declaración firmada por un abogado, y no comprende por qué no le informaron eso antes.
Le duele que en lugar de resolver, las autoridades la pongan a pagar las consecuencias de ese acto ilegal del que es víctima.