LEONORA RAMÍREZ
Una mujer cuyo nombre no quiere revelar, y que estuvo a punto de ser un dígito más en las cifras de feminicidios del 2007, relató cómo los procesos burocráticos y hasta la falta de material gastable prolongaron por dos semanas la elaboración de una querella en contra de su esposo, quien intentó asesinarla el pasado 15 de junio.
Esta víctima, que se puede llamar Martha o Raquel, casada desde hace 20 años, salvó su vida milagrosamente porque su agresor le disparó varias veces, antes de golpearla furiosamente, pero la bala se quedó atascada en el arma.
La frustración por no haber obtenido la asistencia adecuada, al momento de hacer la denuncia y de solicitar medidas para que el victimario abandonase rápidamente el hogar, le hace pensar que la lenta tramitación de los expedientes es una amenaza para las mujeres víctimas de violencia intrafamiliar.
Al producirse el hecho, y en medio de la rabia y la impotencia, ella sólo pensaba en ocultar las marcas de los golpes que quedaron en su cara, para asistir a su trabajo el lunes siguiente sin los rastros de su martirio.
Como la mayoría de las mujeres abusadas, refirió, minimizó la agresión y hasta la justificó porque él estaba borracho. Al buscar explicaciones y consuelo llamó a su madre una campesina de buen corazón, que le aconsejó calmarse porque él es una buena persona y te quiere.
La tranquilidad no llegó, y animada por las campañas televisivas llamó al 809-533-6668, que es el número de la Unidad de Atención y Prevención de la Violencia, donde le informaron que debía dirigirse a la Fiscalía Barrial ubicada en la calle José Tapia 209, del ensanche Quisqueya.
Ahí comenzó el proceso
Aproveché mi hora de almuerzo en el trabajo, y luego de una larga espera me atendió una magistrada, quien recibió la querella, tomó unas notas y me dijo que el expediente debía completarse con fotos de los traumas, y con un certificado médico expedido por el personal de esa Fiscalía.
Ese lunes 18 le especificaron que sin esos materiales el expediente quedaría inconcluso, la magistrada le habría dicho que en múltiples oportunidades las mujeres se querellan pero no completan el proceso, y cuando ocurre una tragedia los familiares alegan que éstas hicieron la denuncia varias veces.
La fiscal le dio otra alternativa: hacer la denuncia para que a su agresor lo apresaran, o para tener una audiencia conciliatoria en la que probablemente le quitarían el arma de fuego.
Pero el interés de la agredida era que su esposo saliera de la vivienda, pues si éste se enteraba de las gestiones que ella realizaba probablemente intentaría golpearla nuevamente y yo habría sido un número más de las estadísticas.
NI PILAS NI TINTAS
Cuando le iban a tomar las fotografías la cámara no tenía pilas; entonces la remitieron a la Fiscalía ubicada en la avenida Rómulo Betancourt, a donde se trasladó el martes 19, pero tampoco le pudieron hacer las fotos porque la impresora no tenía tinta.
En definitiva, el expediente de la denuncia no se completaba por deficiencias en la gestión administrativa pero volví a las oficinas del ensanche Quisqueya donde me dijeron que no podía retirar los papeles, e incluso llamaron al policía de servicio para evitar que yo saliera con mis documentos.
Martha o Raquel, como se le quiera llamar, continuó con el proceso pese a la lentitud y la desesperación, y aunque finalmente logró que su pareja saliera de la casa, le quedó el sabor amargo de una burocracia que puso en peligro su vida.
Estas son algunas de las situaciones propiciadas por las instituciones llamadas a protegernos, y por las cuales los expedientes quedan inconclusos, sin que nadie advierta sobre estas realidades presentes en el Sistema de Protección de la Mujer.
Las estadísticas
De acuerdo con los datos de la Fiscalía del Distrito Nacional, el 86% de las denuncias de violencia de género que se recibieron en el primer semestre del año fueron hechas por mujeres, y el 14% por hombres.
En tal sentido, las Fiscalías Barriales recibieron 6,024 denuncias, de las cuales 5,179 las presentaron mujeres y 844 los hombres.
En enero hubo 928 casos de violencia contra la mujer; en febrero, 851; en marzo, 854; en abril, 726; en mayo, 955; y en junio, 865.
Respecto a los hombres, en los mismos meses se produjeron 143 denuncias; en febrero, 133; en marzo, 160; en abril, 110; en mayo, 153; y en junio, 145.