Mujer-femenina-hembra (II)

Mujer-femenina-hembra (II)

Para el hombre, la mujer fue, en épocas primitivas, algo que se cazaba, que se conquistaba; había algo venatorio en eso de atrapar una mujer. Más tarde, después que la mujer inventó la cortesía, la mujer ha sido premio al valor o a la buena conducta del pretendiente varón. También en la idea de la mujer colabora la imagen de la maternidad divina, de la Virgen María, sobre todo en la cultura occidental. Cuando usted cede el asiento a una mujer o le abre la puerta de un automóvil, toda esa tradición está presente y operante.

Si un hombre de hoy, habitante de una ciudad, inmerso en la cultura moderna, llegara a la selva y conociera a una mujer primitiva, sufriría un enorme encontronazo. Le haría falta el encaje, el perfume, el lazo de la ropa interior y muchísimos otros detalles que se relacionan directamente con la construcción histórica de la feminidad. La cultura ha sido masculina porque ha sido una cultura fundada en la guerra. Una mujer en estado de preñez o en la época de la menstruación resulta una endeble criatura en culturas fundadas en la guerra. Hoy en día, en una cultura post-industrial, el feminismo puede desarrollarse y obtener una gran cantidad de conquistas.

Puede así alcanzar la mujer un “status” que le ha sido negado durante siglos de monopolio de la masculinidad. Yo estoy a favor de todas las leyes que reconozcan la igualdad de la mujer. Igualdad de oportunidades, igualdad de educación, igualdad jurídica o económica. Pero a veces el feminismo se limita a proponer una mera irrupción en los campos tradicionalmente reservados al varón, para que la mujer adopte la cultura masculina.

Y sería mucho más rico, mucho más hermoso y mucho más revolucionario, que la mujer desarrollara sus propias capacidades femeninas y empezara a edificar una cultura propiamente femenina. La mujer fue la primera colectora, la primera ceramista; inventó la cortesía; y su inteligencia es, en ciertas áreas, muy superior a la del varón; lo cual quiere decir que para otras áreas no tiene la clarividencia del varón. Las diferencias psicológicas, históricas y anatómicas, que existen entre hombres y mujeres, no pueden olvidarse sin daño de sus personas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas