¡Mujer, ponte a prueba!

¡Mujer, ponte a prueba!

Este concepto básico de la medicina preventiva, al igual que la denominada medicina de la mujer, no sólo ganan espacio en la conciencia femenina, ya que cada vez más mujeres se someten a más chequeos periódicos, sino también las políticas sanitarias, que incluyen las pruebas, protocolos y calendarios médicos.

Si es mujer y quiere vivir más y mejor, recuerde cuáles son las pruebas médicas fundamentales que debe efectuarse periódicamente, para detectar precozmente cualquier enfermedad o trastorno y tratarlos con las máximas garantías de éxito.

El chequeo, que consiste en “explorarse estando bien”, permite detectar una dolencia precozmente, lo cual casi equivale a curarla. Descubrirla tarde implica lo contrario, como sucede con el cáncer de mama, que se cura en un altísimo porcentaje si se diagnostica pronto.

Hay que tener en cuenta que muchas dolencias como los cánceres de mama o colon, la hipertensión arterial o la arteriosclerosis, no presentan síntomas aparentes en sus inicios, pero están allí.

LAS PRUEBAS QUE HAY QUE HACERSE

n Mamografía: esta radiografía del seno comprimido entre cristales, permite detectar precozmente un tumor de mama, el más frecuente y mortal de los cánceres entre la población femenina. Aunque no hay un consenso definitivo, se recomienda que la mujer se la efectúe, a partir de los 40 años, cada 2 años como mínimo. Algunos expertos aconsejan mamografiarse una vez al año, si la madre y hermana de la mujer han sufrido cáncer de mama, y de forma sistemática a partir de los 50 años edad.

n Perfil lipídico: es un análisis completo de los lípidos, como el colesterol total, el colesterol HDL saludable y colesterol LDL perjudicial y de los triglicéridos, presentes en la sangre. 

Permite evaluar la acumulación de grasas en las arterias y el consiguiente riesgo de trastornos cardiovasculares. La dolencia coronaria es la causa más frecuente de muerte en las mujeres.

Algunos expertos aconsejan una prueba cada 5 años desde los 20 años, otros a partir de los 45. En todo caso, los tests deben ser más frecuentes al acercase la menopausia; y a partir de los 60 años de edad, deben efectuarse cada 2 años, como mínimo.

n Hormona estimulante del tiroides: consiste en medir en el suero sanguíneo la concentración de la hormona TSH, implicada en la función de la glándula tiroides. Su objetivo es detectar las alteraciones en la hormona tiroidea tirotropina, lo cual puede indicar un hipo o hiper tiroidismo. La mujer tiene 5 veces más posibilidades de padecer trastornos tiroideos. A partir de los 45 años edad, se aconseja hacerse esta prueba cada 5 años; a partir de los 60 años, cada 2 años como mínimo.

n Proctosigmoidoscopia: esta prueba que tarda unos 10 minutos y no requiere anestesia, consiste en insertar un tubo flexible iluminado en el ano, para observar el recto y la parte baja del intestino. Su finalidad es detectar la presencia de pólipos o tumores benignos, que pueden ser el comienzo de un cáncer de colon. Es conveniente que la mujer se la haga a los 50 años, y a partir de esa edad, cada 1-3 años. 

n Citología: la prueba femenina por excelencia, consiste en una extracción indolora de una pequeña cantidad de células de la vagina y el cérvix, para su análisis en laboratorio. Su objetivo es observar las posibles anomalías que podrían desembocar en un proceso canceroso, como la presencia del papiloma, virus responsable de un alto porcentaje de cánceres de cuello de útero.

A partir de la primera relación sexual, debe hacerse una vez al año.

n Presión arterial: mediante una banda hinchable se comprime el antebrazo para medir la presión de la sangre sobre las paredes de los vasos sanguíneos, con el corazón contraído y con el corazón relajado. Esta prueba sencilla e indolora permite detectar un cuadro de hipertensión que no sólo aumenta el riesgo de infarto o ataque cerebral, sino también daña a otros órganos vitales. Las cardiopatías son la principal amenaza para la salud femenina y matan a más mujeres que todos los tipos de cáncer juntos.

Los expertos recomiendan medirse la tensión una vez al año si la tensión sanguínea es normal, y cada 3-4 meses si es alta; para el doctor Palacios “esta prueba debe efectuarse cada vez que se acude a la consulta médica, a cualquier edad”.

CURACIÓN MÁXIMA

Según explica a EFE-Reportajes el doctor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud de la Mujer, “la visita anual es obligada a partir de los 40 años de edad, cuando comienzan a aumentar ciertos riesgos de salud, y debe incluir una exploración de mama y de pelvis, y una serie de pruebas, como la citología y la detección de sangre oculta en las heces”.

Al iniciar su cuarta década, la mujer debe ir a su médico para que le efectúe una historia médica y un examen físico completos, que deben actualizarse cada 5 años e incluir información sobre su consumo de tabaco, alcohol o drogas, peso, talla y tensión, y exploraciones y pruebas destinadas a conocer el estado de su organismo y la posible presencia de dolencias.

Una joven sana debe visitar al ginecólogo y efectuarse una citología una vez al año a partir de que tiene relaciones sexuales, y si toma anticonceptivos la visita debe ser semestral, agregando un análisis de sangre anual a la citología, para comprobar cómo tolera esos fármacos.

Según Palacios, “no hay necesidad de que una joven que no mantiene relaciones, se haga chequeos periódicos, a menos que padezca una enfermedad o problemas de salud, o detecte alguna anormalidad en su organismo, como un bulto en el pecho”.

ENFERMEDADES PUEDEN SER HEREDITARIAS

La posibilidad de tener algunas enfermedades es mayor si la madre, abuela o parientes cercanos las han sufrido, en cuyo caso puede ser necesario aumentar la frecuencia de algunas pruebas, hacerlas desde edades más tempranas o realizar otros estudios específicos.

Así, el perfil de chequeos pueden variar si en la familia próxima de una mujer, sobre todo la madre y abuela, ha habido casos de obesidad, cáncer de mama, ovario, útero o colon, osteoporosis, diabetes, problemas coronarios, colesterol alto o endometriosis. 

DIAGNÓSTICOS

Los expertos aconsejan someterse periódicamente, a cualquier edad, a chequeos a cargo de algunos especialistas, además de la visita anual al ginecólogo o médico de cabecera. Sugieren someterse a una revisión de piel, cada 3 años a partir de los 20 años, y anualmente a partir de los 40 años.

El doctor Santiago Palacios recomienda revisarse la vista y los oídos a los 40, 50 y 60 años, y a partir de esa edad cada año.

Para cuidar la salud de los ojos, piel y dientes, no hay que complicarse calculando las fechas, ya que los consejos sobre la periodicidad de las visitas varían según los expertos. Pero hay que proponerse acudir al oftalmólogo, el dermatólogo y el dentista, una vez al año.

La visita anual al especialista es vital para detectar a tiempo y tratar o curar con mayores garantías de éxito, dolencias cuya frecuencia aumenta con la edad, como el cáncer de piel, el glaucoma, las cataratas y la gingivitis o inflamación de las encías, la cual desemboca en la pérdida de piezas dentales. 

OTROS CHEQUEOS

o Sangre oculta en heces: la recolección y análisis de muestras de materia fecal, en diferentes días, posibilita ver indicios de un sangrado intestinal. Ello permite detectar de forma precoz la posible presencia de un cáncer de colon, el segundo más frecuente y tercero más mortal entre las mujeres.

o Hematocrito y hemoglobina: es un análisis de sangre, de los niveles de la proteína que transporta el oxígeno en los glóbulos rojos y del volumen que ocupan en la sangre las distintas células: hematíes, leucocitos, plaquetas. Este estudio de sangre, que es el más básico y cuyo resultado puede hacer aconsejable estudios sanguíneos más profundos, permite detectar una anemia e  indicios sobre el origen de este empobrecimiento de la sangre, que puede deberse a una falta de hierro o sangrado. Es aconsejable una vez cada década.

o Pruebas especiales: a veces pueden necesitarse otras pruebas adicionales más específicas e informativas, como la densitometría ósea, para medir la densidad de los huesos, o el análisis de hierro en sangre, que estudia compuestos como la  ferritina y la transferrina. Estos y otros tests, como el electrocardiograma o la prueba de glucosa plasmática pueden ser necesarios si la mujer tiene un alto riesgo de enfermedades como la osteoporosis, padece males crónicos como la diabetes, ha sufrido un infarto o una fractura.

o Riesgo hereditario: “Además de los chequeos cuya frecuencia depende de la edad, puede establecerse otro perfil de pruebas y exploraciones, si hay antecedentes familiares cercanos y por tanto más riesgo de ciertas enfermedades”, señala Palacios.
EFE-REPORTAJES.

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