Un grupo de mujeres de estratos sociales a los que el crecimiento económico del país no llega, hizo filas ayer en los alrededores de la residencia del presidente Leonel Fernández, en procura de recibir lo que sus hijos, desprovistos al igual que ellas de lo más elemental, no les podrán dar: un regalo con motivo del Día de las Madres.

Su espera no fue larga, pues aunque algunas estaban allí desde  las 6:00 de la mañana, ya a las 10:00  todas volvían de retiro a sus casas con la esperanza de que el reparto se haría hoy, según les informaron miembros de la seguridad del Mandatario.

Ninguna de ellas se molestó por el viaje “en balde” que dieron ayer, pues están convencidas de que hoy todas se irán con algo en las manos.

“Ese es el segundo Balaguer que mira por las mujeres pobres y por eso hay que mantenerlo ahí. El año pasado nos regaló bonos y en diciembre nos llevó comida”, dijo Francisca Suazo refiriéndose  al presidente Fernández.

Dentro del grupo se encuentra también Digna del Rosario, una mujer de 75 años que llegó desde el barrio Guachupita “cargando su pierna con elefantiasis” que le impedía permanecer de pie por mucho tiempo.

“Yo quiero una lavadora y que me den unos chelitos”, dijo la mujer cuya condición la tenía sentada en la acera cerca del tronco de un árbol.

Wendy Castro Méndez también dijo que  volverá hoy a hacer fila en procura de que el Presidente le regale una lavadora, pues tiene un niño enfermo con hidrocefalia y se gana la vida lavando por paga.

Una situación similar a la de Francisca, Digna y Wendy, atraviesan Antonia Tejeda y muchas más mujeres dominicanas que, como ellas, carecen de la protección social del Estado.