Cuando el Tribunal Constitucional (TC) declaró la inconstitucionalidad del Código Penal, promulgado el 19 de diciembre del año pasado por el presidente Danilo Medina, muchos dijeron que los derechos de las mujeres dominicanas retrocedieron a los que teníamos en 1884, fecha a la que se remonta el código que reemplazaría el que fue derogado por el tribunal.

Al escuchar la queja me reí porque no vale la pena llorar: nuestros derechos no retrocedieron al 1884 porque jamás han pasado de ahí. Y es que el nuevo Código Penal iba a entrar en vigencia el 27 de este mes, así que nunca tuvimos el placer de contar con una ley que nos ampare.

Sé que corro el riesgo de pecar pero es muy cuestionable que ese Código se haya promulgado sin pasar por el Senado, razón por la que fue declarado inconstitucional. El procedimiento se violó y, aunque el consultor jurídico de la Presidencia lo advirtió en su momento, el presidente Danilo Medina decidió que la suerte del Código se decidiera en el TC. ¿Para qué está César Pina Toribio ahí? ¡Vaya usted a saber!
Conociendo lo poco amigable que es el TC con la ciudadanía era de esperar que el Código, que le daba a las mujeres la oportunidad de decir un poco sobre sí, sería desestimado: la forma de aprobarlo fue el mejor pie de amigo para que así fuera. ¿Por qué eso no nos sorprende?

En la República Dominicana hablar de los derechos de las mujeres es soñar. Los hombres, que nos gobiernan desde todos los poderes del Estado, no quieren que pasemos de 1884. El Código Penal es la mejor muestra: todo se hizo para no permitir que tengamos la tranquilidad de decidir, al menos, en los peores casos.