LIDIA SOTO
¿Es la mujer diferente al hombre para las enfermedades del corazón?
La respuesta a esta pregunta es SI. Aunque todavía no se ha podido explicar totalmente cuales son las razones que hacen que esto sea de esta manera, si está claro que la enfermedad del corazón en las mujeres es más difícil de diagnosticar y que después que la mujer está enferma, evoluciona con más complicaciones que los hombres. Algunos pensarán que está muy claro: las hormonas femeninas son las que hacen que sea distinta… y sí, es cierto que hacen diferencia, pero no explican del todo la realidad: La Enfermedad Cardiovascular (CV) en la mujer tiene patrones únicos que no tienen una explicación precisa al día de hoy.

En la mujer la enfermedad del corazón se presenta con manifestaciones “atípicas”, diferentes a los síntomas clásicos o típicos que suelen encontrarse en el hombre, tanto como un 20% de las mujeres, sufriendo ataques al corazón, vienen a los médicos con síntomas poco usuales, no siempre fáciles de distinguir, “atípicos”, y esto obliga al médico a sensibilizarse ante la realidad de las diferencias en la mujer y aprender a identificarlas y darle la importancia que requieren.

En sentido general la mujer tiende a minimizar lo que pueda sentir y muchas veces entran a nuestras oficinas diciendo: “seguro no será nada, todo debe estar en mi cabeza”, y esto además porque nadie quiere que se le diga que tiene un problema del corazón, mucho menos las mujeres. Son muchas las razones que encuentra la mujer para retrasar el momento de buscar ayuda médica, prefiere la orientación de una amiga por ejemplo, y cuando finalmente va al médico, a veces ya el ataque al corazón se ha instalado.

Las enfermedades del corazón (y entre ellas el llamado derrame cerebral) son la principal causa de muerte en las mujeres, una mujer muere cada minuto por causa de su corazón. Tristemente la mujer no acepta ni reconoce esto, todavía existe la percepción errónea entre las mujeres de que las enfermedades del corazón no son un problema del que ellas mismas tengan que preocuparse.

La mujer, en sentido general, está más sensibilizada por enfermedades como el Cáncer, especialmente el de mama y vean ejemplos numéricos de cual es la realidad entre cáncer y enfermedad del corazón: la enfermad de las Coronarias, cobra la vida de 248,184 mujeres anualmente en USA comparado con 41,394 por cáncer de Mama y 65,632 por cáncer de Pulmón. Y aún frente a cifras como estas, las mujeres continúan fallando en la apreciación adecuada de la severidad de los problemas de su Corazón lo que ha motivado a que alrededor del mundo se hayan creado campañas intensas de educación a la mujer frente a las enfermedades Cardiovasculares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos llama la atención sobre el hecho de que las enfermedades CV cada vez están tomando más vidas alrededor del mundo. Los que sobreviven a un ataque al corazón o a un derrame a menudo necesitan tratamiento por el resto de su vida, estas enfermedades afectan seriamente la vida del paciente y la de toda su familia.

Afortunadamente hay buenas noticias, muchos de estos problemas pueden evitarse con el manejo adecuado de los factores de riesgos que nos predisponen a sufrir enfermedades cardíacas. Desde el año 2004 existen guías específicas para prevención de enfermedad CV en la mujer, en ellas se hace énfasis: 1) en los cambios en el estilo de vida y 2) en la detección y manejo agresivo de los factores de riesgo de cada mujer. Estos factores de riesgo, o sea, las causas que la predisponen a sufrir la enfermedad cardíaca son: adicción al tabaco (fumar o hacerlo de forma pasiva), hipertensión arterial (presión alta), dislipidemia (colesterol), diabetes, obesidad, estilo de vida sedentario (no hacer ejercicios), una alimentación inadecuada, edad mayor de 55 años y/o menopausia (especialmente la temprana o quirúrgica), factores psico-sociales, e historia familiar de enfermedad coronaria prematura en familiares de primer grado (madre, padre).

En nuestro país el estudio EFRICARD, llevado a cabo por Cardiólogos Dominicanos evaluó todas estas variables en nuestra población, identificando que nuestros factores de riesgo son similares a los de las poblaciones estudiadas en estos países del primer mundo que usamos como referencia.

Para todos los grupos de mujeres los cambios necesarios en el estilo de vida están los principales: 1) dejar de fumar o evitar el humo ajeno; 2) 30 minutos de ejercicio físico de moderada intensidad 5 días a la semana; 3) comer de forma saludable, bajo en grasas saturadas, bajo en colesterol; 4) mantener un peso adecuado.

Al educar una mujer a mejorar sus hábitos de vida ganamos en dos áreas: 1) ayudamos a las mujeres a reducir su propio riesgo de sufrir la enfermedad cardiovascular y 2) como ellas están en una posición privilegiada para influir cambios de actitud y estilos de vida para sus hijos y en general para toda la familia, ampliamos el circulo educado.

La mujer hispana es el grupo poblacional que menos ejercicio hace, pero tiene a su favor el hecho de que es la que se alimenta con más vegetales y es la que menos uso hace del cigarrillo. Puede resultar paradójico que a pesar de la ingesta alta de vegetales es la que más altos niveles tiene de sobrepeso y obesidad. Comer bien no es estar a dieta un tiempo, es hacer un compromiso de cambio de estilo de alimentación para mejorar y que este cambio debe durar para toda la vida.

La Fundación Interamericana del Corazón nos dice: Que en las próximas décadas cerca del 40% de las mujeres en las Américas tendrán más de 50 años. Que muchas de ellas padecerán enfermedad coronaria o enfermedad aterosclerótica. Que debemos esforzarnos en prevenir los factores de riesgo y cambiar, a través de la educación, la creencia de la indemnidad femenina frente a las enfermedades cardiovasculares. Que toda mujer debe conocer su riesgo a sufrir afecciones del Corazón. Que cada mujer del continente debe tener acceso a la información y a los cuidados de la salud para poder prevenir, detectar y tratar adecuadamente las enfermedades cardiovasculares.