Mujeres: ¿participación política y poder para qué?

Mujeres: ¿participación política y poder para qué?

El domingo se celebró el Día Internacional de la Mujer y una de las áreas de evaluación fue la participación política femenina.

Duarte decía que la política era pura, digna y noble. Ciertamente, la política, cuando se ejecuta en aras del bien común, es un medio, una herramienta macro para impulsar cambios económicos, políticos, sociales y culturales.

Aunque a nivel mundial y nacional las mujeres han avanzado en la posibilidad de acceso a educación, al mercado laboral y la concepción de ellas como sujetos de derecho, prevalecen retos y desafíos. Existen sistemas patriarcales y códigos machistas que accionan en diferentes campos.

Uno es el material. Hay una feminización de la pobreza. Como canta Pedro Guerra, las mujeres son las más pobres entre los pobres. En el plano salarial, según datos del PNUD, siguen ganando menos que los hombres, no por un asunto de capacidad o experiencia, sino de género.

En el aspecto cultural el problema es aún más complejo. Aquí el primer desafío es enfrentar la construcción social que, de manera histórica, quienes han ostentado el poder político, económico, social y, por ende, cultural, han hecho de la mujer. Ya decía Simone de Beauvoir que la mujer no nace, sino que se hace.

La política puede ser una herramienta importante para enfrentar estos y otros desafíos. Esto implica que la clase gobernante desarrolle conciencia de género, asuma este tema como importante y defina y ejecute políticas públicas sobre equidad de género.

Además, la participación política femenina no debe verse sólo en términos cuantitativos, sino también cualitativos.

No se trata entonces sólo de tener más mujeres con poder, sino que haya condiciones equitativas entre hombres y mujeres en la lucha por el poder y, sobre todo, que la conquista de ese poder tenga como finalidad accionar para el bien común.

Y es que no todas las mujeres tienen conciencia de género, por lo que funcionarias públicas pudieran proponer o apoyar decisiones, como en efecto han hecho, que lesionen los derechos de las mujeres y verse ellas exentas porque cuentan con privilegios debido a su condición económica o a la clase social.

Tampoco debe verse la militancia en los partidos políticos tradicionales como la única forma de participación política femenina. Ha de reconocerse la presencia en los movimientos sociales que, históricamente, han sido escenarios utilizados por las mujeres para luchar en contra de concepciones sistémicas discriminatorias.

No puede haber democracia ni Estado Social, Democrático y de Derecho en un país que se discrimine a la mitad de su población por el género. Así que el reto es que las mujeres se empoderen, participen más en política y entonces contribuyan a la formación de un país políticamente democrático, socialmente justo y económicamente equitativo para todos y todas.

 

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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