Mujeres pasan las de Caín con los partos deshumanizados

Mujeres pasan las de Caín con los partos deshumanizados

Soledad, dolores, falta de amor y deshumanización son solo algunos de los infortunios que viven las mujeres que entran en labor de parto en una buena parte de los hospitales de la red publica en República Dominicana. ¿Cómo es parir en un hospital público dominicano?. Esther Peralta, una joven dominicana que es doula, o acompaña en el proceso de parto, narra su experiencia en un hospital de la provincia Espaillat. Peralta es una asistente profesional y capacitada que brinda apoyo a la mujer, está lista para ayudar a preparar su proceso de parto y post parto.

“El parto es momento que debería ser transformador y mágico para toda mujer, pero es a menudo una experiencia traumática en los hospitales públicos de República Dominicana”, dijo la profesional.

En su experiencia, las mujeres que dan a luz en hospitales, no están acompañadas del respeto, apoyo y humanidad, que se requieren. Muchas madres enfrentan un trato deshumanizante que deja cicatrices más profundas que las físicas, asegura Peralta.

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“En dos ocasiones he ido a la maternidad del hospital de mi provincia. La primera vez en el 2021 y salí con el corazón roto”. Cuenta que volvió en el 2024, a acompañar a una mujer en trabajo de parto, con la ingenua esperanza de que las condiciones habían mejorado o quizás, esperando tener la suerte la suerte de que quien estuviera de servicio fuera un médico consciente. “Una vez más, salí indignada ante las atrocidades que allí se cometen”, asegura la doula,

Negligencia en emergencias

Esta madre reconoció que está en labor de parto y, horas después, decide ir a emergencias solo a verificar los latidos del bebé. Ella sabía que el proceso apenas comenzaba, y también sabía que tenía mayores probabilidades de parir si hacía su trabajo de parto en la tranquilidad de su casa. Buscaba no formar parte de las altas cifras de cesáreas que se registran en clínicas y hospitales.

La historia

Todo estaba bien, se le realizó un tacto vaginal, y el médico residente le informó que tenía seis centímetros de dilatación procedió a ingresarla, narró.

Sin embargo, al llegar a maternidad, otro tacto reveló la realidad: sólo eran tres centímetros.

Por protocolo, las mujeres no deben ser admitidas hasta los cuatro centímetros de dilatación. Las razones para este protocolo son varias. Antes de los cuatro centímetros, la mujer esta en labor de parto latente o temprana, indica la profesional que acompaña a las mujeres en parto. Esta fase puede durar horas o días.

Permanecer en su casa durante esta fase reduce la probabilidad de intervenciones médicas innecesarias, le permite a la mujer permanecer en un entorno familiar, moverse libremente y estar mas cómoda, todas cosas que favorecen el progreso natural del trabajo de parto, asegura.

El proceso anterior ayuda a optimizar el uso de los recursos hospitalarios.

La historia de la madre en cuestión era que en vez de seis centímetros, tenía tres centímetros. El médico en emergencias no midió su cuello del útero, midió la cavidad vaginal. Un error básico cometido por un profesional con años de experiencia que, según conocieron después, es un error frecuente.

Soledad y violencia

En el proceso, la mujer está rodeada de soledad y violencia obstétrica.

La labor por suerte progresó, aunque lentamente. Durante horas, la madre enfrentó sola el dolor, la intensidad, y la vulnerabilidad del proceso. Nadie la acompañó, nadie le brindó palabras de apoyo, contó.

“Nadie del personal médico acude a darle apoyo a la madre de parto, no hay empatía por lo que está atravesando, no hay quien le tome de la mano, o le masajee la espalda para ayudarla con el dolor, no hay quien le diga que lo que está experimentando es normal y que todo va a estar bien”, dijo. Es ella, sola, mientras el equipo médico cuenta chistes afuera, escucha canciones.

Mujer no participa

Se toman decisiones de procedimientos médicos sin que la madre participe. Se oponía al rompimiento de membrana, pero fue sometida sin su consentimiento, no le se dio la oportunidad de decir su voluntad sobre su propio cuerpo. El bebe desciende y entra al canal de parto, la madre la trasladan a sala de expulsivo, boca arriba con sus piernas en estribo, lo que se cuestiona.

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