En nuestra sociedad la mujer vive cotidianamente la desigualdad
El 8 de marzo es una fecha importante para todas las mujeres. Nos invita a la reflexión sobre nuestra realidad en la perspectiva social y cultural. En nuestra sociedad la mujer vive cotidianamente la desigualdad y muchas veces no la identifica como tal. Algunos elementos de esa desigualdad son los siguientes:
- Invisibilidad del papel de la mujer en nuestra historia. Las celebraciones de fechas patrias y de acontecimientos en nuestra historia excluyen por completo a las mujeres que desempeñaron un papel fundamental en cada etapa de nuestro quehacer histórico muchas de ellas fueron quemadas, fusiladas, asesinadas como es el caso de Anacaona, María Trinidad Sánchez, Juana Saltitopa, Concepción Bona, Baltasara de los Reyes, Hermanas Mirabal y Mamá Tingo.
- Negación del derecho al placer sexual en población femenina adolescente-joven y adulta. El derecho al placer está relegado a los hombres, adolescentes, jóvenes y mujeres adultas se les niega este derecho y se estigmatiza a aquellas que deciden empoderarse y asumirlo calificándolas como putas o cueros.
- Incremento de los feminicidios y de la violencia de género en sentido general. La violencia contra la mujer se incrementa y se reproduce continuamente. Existe un sistema de legitimación en la población que entiende que la mujer debe ser castigada si conflictúa con el poder masculino.
- Restricciones en el acceso al derecho a la recreación y ocio. Las niñas, mujeres y jóvenes están continuamente controladas por las redes vecinales y familiares en su acceso a espacios de recreación y ocio. Niñas y jóvenes se quejan de que su recreación está condicionada a la realización de oficios domésticos, lo que no ocurre con el sexo masculino.
- Violación de los derechos de las trabajadoras sexuales desde el sistema de justicia y organismos policiales. Las trabajadoras sexuales en nuestro país viven cotidianamente la discriminación, el estigma y continuos abusos de organismos policiales y del personal de salud en centros hospitalarios.
- Discriminación y culpabilización de la mujer jefa de hogar. En nuestra sociedad muchas instituciones educativas, religiosas y líderes de opinión discriminan a la mujer jefa de hogar y la culpabilizan de todos los males sociales. Con ello se promueve que la mujer se dedique exclusivamente a la maternidad y al ámbito doméstico.
- Expulsión de las adolescentes sexualmente activas y/o embarazadas de los centros educativos.
- Vulnerabilidad y violación a los derechos de las mujeres trabajadoras domésticas
- Negación de los derechos sexuales y reproductivos que tienen adolescentes, jóvenes y mujeres adultas, dentro de ellos al manejo y control de su cuerpo.
- Abandono y desprotección de las mujeres envejecientes y discapacitadas.