Mulata y diálogo sobre identidad dominicana

<p>Mulata y diálogo sobre identidad dominicana</p>

 JACINTO GIMBERNARD PELLERANO
Cortando el aire tibio de la tarde en la calle El Conde, la muchacha, una mulata en plena explosión floral flamboyanesca de unos escasos veinte años saludables, llevaba puesta una camiseta newyorkina que decía en inglés “Cuando Dios creó al hombre, ELLA estaba sólo bromeando” (When God created man, SHE was only joking). Esos letreros en las camisetas están destinados a llamar la atención, naturalmente.

Cuando muchachas de busto agresivo las usan alardeando desafíos a la ley de gravedad, que siempre son muy efímeros, resulta que nunca hay tiempo de leer el letrero porque a los hombres nos distraen las posiciones en que quedan las letras y a las mujeres el interés por averiguar si tales firmezas son ficticias o auténticas.

Realmente no sé cómo Jenaro pudo leer el letrero completo. Además nunca imaginé que conociera el inglés de ese modo. Con displicencia indignada dijo a quienes estábamos junto a la puerta del café:

– Por eso es que no progresamos como nación..miren esa mulata con ese letrero en inglés; apartémonos del derecho que pueden tener las mujeres para llamar ELLA a Dios, puesto que Dios no tiene género y su varonilidad nos la inventamos nosotros…lo que me encorcora es que el letrero esté en inglés y a lo mejor esa maldita no sabe ni lo que dice. Somos un país de habla hispana.

– De mal habla hispana -interrumpe un desempleado que toma café en la barra.

Jenaro lo miró, hizo una mueca y prosiguió -Este es un país de origen mayormente español, con un poco de africano, oye bien, un poco, porque lo que sucede es que el negro tiñe muchísimo…si a una lata de pintura blanca le echas un chorrito de pintura negra se vuelve gris. Si haces lo contrario y echas un chorrito de pintura blanca a una lata de pintura negra, ni se nota. Esta mulatería dominicana es por un chín de negro. Esa mulata que acaba de pasar, o esa otra que va allí con esos espejuelos de sol grandísimos, como si no hubiera nacido aquí y estuviera acostumbrada al relumbrón ¿crees que son producto de una mezcla a iguales proporciones de blanco y negro? Lo que tienen es, como todos los dominicanos “el negro detrás de la oreja”…lo que cambia es el tamaño del negro y el de la oreja…alguna abuela o tatarabuela negra que era una hembra del diablo se conquistó a un blanquito.   

-Y fuñó la raza- terció nuevamente el fulano de la barra.

-Nada de fuñir -repuso Jenaro ahora directamente-, el problema nuestro es que no acabamos de entender que somos un país tan mezclado racialmente como cualquier otro, aunque un número de países estén mezclados de razas caucásicas: arias, célticas, germánicas, latinas y otras, que aunque los antropólogos sigan discutiendo si le dan la bendición científica a las tres razas de Cuvier, a las cuatro clasificaciones de Linneo, a las cinco razas de Blumenbach… lo cierto es que las mezclas están ahí y sus características son visibles… entre las razas blancas europeas se admiten las razas alpina, dinárica, mediterránea, pirenáica, pre-eslava, nórdica y otras…

-Déjate de pendejá -dijo el de la barra, bajándose del taburete- que todos esos son blancos, bonitos, el negro es cosa muy fea.

-¿Y la negrita de Trinidad- Tobago que eligieron Miss Mundo aquí mismo en Santo Domingo? ¿No fue considerada por un jurado internacional de expertos en belleza, más bonita que todas esas blancas de ojos azules y melena rubia?

-Ah, eso fue influencia de las matas de coco y de algún mango que se comieron aquí y les desbarató el gusto. Tú sabes que el plátano embrutece y la incapacidad de los mulatos se pega.

Jenaro perdió completamente el control de sí y le dijo al desempleado (que así apodan al tipo de la barra) cosas muy personales y muy feas, que no vienen al cuento y que parecieron preludiar un ataque físico.

El desempleado, mal comido y con la inseguridad propia de su condición, se asustó y encogió el rostro como esas prendas que no resisten el agua. Jenaro, apenado o avergonzado por su reciente violencia, fue dulcificando su voz en rápida progresión, y haciendo un amplio gesto tristón en el aire, al estilo de los sacerdotes cuando dicen a los feligreses que se pueden ir, que la misa ha terminado, explicó con la voz agradable y segura de los maestros con gran vocación magisterial:

-No es cierto que el plátano embrutece… por otra parte, la supuesta inferioridad de la raza negra ha sido científicamente destruida. Estudios hechos por los rusos en el Instituto para Investigaciones Cerebrales de Leningrado hace más de sesenta años demostraban ya que las evidencias, adquiridas al final de múltiples y extensas investigaciones, no ofrecían ninguna base en que sustentar la creencia de que los cerebros de ciertas razas fueran inferiores a los de otras… El profesor Bentley Glass, en su libro Los genes y el hombre (Teachers’s College, Columbia University) dice que es muy improbable que haya mucho más de seis pares de genes en los cuales la raza blanca difiera característicamente de la negra. Afirma, junto a otros eminentes sabios, que el abismo entre las razas y los pueblos es de índole psicológico y sociológico, y no genético. No genético en absoluto.

El problema nuestro, querido desempleado -te digo así no porque sea un apodo simpático, sino porque señala tu raza, tu nacionalidad y la función de tu mente- el problema nuestro, amigo autodespreciante, es que la incultura no nos permite saber lo que valemos en relación con los países desarrollados, con los países de muchos blancos, de muchos rubios, de muchas razas de colores claros, países en largas trayectorias de sufrimientos, de necesidades de disciplinas para poder subsistir. Con todas nuestras carencias dominicanas, nuestra vida ha sido fácil en relación con muchísimos países, creo que más fácil que la de cualquier nación que así de golpe puedo recordar ahora. La flojera y la indisciplina la vamos perdiendo a buen paso…

-¿No será la identidad dominicana?

-¿Identidad dominicana… qué es eso? ¿Es que hay identidad en alguna parte?  ¿Será que la gente puede conocerse como ciudadanos de un país con ciertas características como si tuviera un sello indeleble, cuando el humano no logra conocerse, predecirse a sí mismo como individuo? ¿Es que el sitio en que se nace manipula indefectiblemente a la persona…? …que no me hagan reír. Hay rasgos fabricados por el medio ambiente y las circunstancias de cada sitio, pero no existe una identidad nacional como algunos quieren buscar… estoy seguro de que con una buena intención.. pero cada humano es un misterio único y sus posibilidades no están delimitadas inevitablemente por el ambiente en que nace… las circunstancias siempre cambiantes -aunque uno lo ponga en duda cuando mira hacia Haití, pero aún allí se trata de circunstancias cambiantes. Condicionan, pero no marcan con un hierro candente el cerebro humano… los valores esenciales que mueven al individuo. La barra había perdido ya muchos clientes que pasaban el rato.

A la gente no suele gustarle que la pongan a pensar. Se asusta y se ve temerosa de descubrir el argumento cómodo con el cual arropa una mentira que le gusta. Jenaro salió del café con la misma expresión perpleja que tenían los tres que aún lo escuchaban.

En la puerta miró a ambos lados de la calle y exclamó en voz baja: -identidad dominicana…buah!

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