Santiago. Las multas, el desconocimiento del uso que se daba a los fondos recolectados por esa penalización y el procedimiento de cobrar, son algunos de los factores que indujeron el rechazo de la población a los parquímetros en esta ciudad.
Chóferes, taxistas, dueños de tiendas y transeúntes, consideraron que los parquímetros resolvían el problema de falta de spacio para estacionamientos, pero que el sistema de cobro y luego la retención de vehículos siempre fue ilegal.
El presidente de la Asociación de Tiendas de Santiago, Carlos Lora, opinó que los parquímetros son necesarios en el casco urbano, por lo que esa entidad siempre estará dispuesta al diálogo para que no vuelva el caos a la arteria comercial.
Nosotros entendemos, como asociación, que los parquímetros sí son necesarios. Aquí no hay parqueos para nuestros visitantes, y nosotros, los dueños de tiendas, sentimos que el espacio regulado ha sido de mucho provecho para nosotros como para nuestros clientes, que siempre encuentran dónde dejar sus vehículos, dice.
Compartió que, ciertamente, la compañía tuvo sus excesos, al colocar los aparatos en algunos tramos no comerciales, por lo que había un descontento en la población, por la forma de aplicar las multas, que ascendían a RD$300.
No es que la población no tenga la razón. Ciertamente, había una debilidad, que pienso se puede corregirse hablando con todos los sectores de la sociedad, porque somos testigos del orden que hay en la ciudad después de ellos, indica.
Para el taxista José Colon, el problema estuvo en la forma de tramitar multas y en el desconocimiento del uso del dinero recolectado.
No se sabe adónde va ese dinero. Al bolsillo de los dueños. Entonces lo peor es que cuando te ponen la multa tienes que pagar RD$300 en una oficina privada. Yo considero que los parquímetros deben ser regulados por el Ayuntamiento y que las multas sean determinadas por un tribunal competente donde yo, como perjudicado, pueda ir a defenderme, sugirió Colón. Agregó que la mayoría de sus clientes comentaban siempre lo caro de las multas y además la poca consideración para los dueños de carros, quienes no tenían forma de quejarse.
Para muchos, después de que se conociera la sentencia que proclamó la ilegalidad de los parquímetros, el caos ha vuelto al centro de la ciudad, y tal como lo refiere Ramón Antonio Liriano, vendedor, ya todos se estaban acostumbrando a los aparatos.
Fíjate, ya nos estábamos acostumbrando a pagar el parquímetro. Aquí en la ciudad, rara vez que alguien se parqueaba no le echaba dinero al aparato.
Pero fue que a ellos se les fue la mano cobrando multas caras y sin compasión, comentó.
Mejor sin ellos
El comerciante Mario De León, al ser consultado por este diario, opinó que sin los parquímetros estamos mejor; aquí no hay dinero para pagar tantos impuestos.
Sin embargo, reconoció que los parquímetros son necesarios, ya que ayudan a controlar el tránsito. Se quejó del sistema de penalización que se imponía.
Incluso, admitió que desde que la Suprema Corte de Justicia declaró la ilegalidad de los aparatos el caos en el tránsito regresó a las principales arterias comerciales donde antes funcionaron los parquímetros.
Antes de la puesta en ejecución del proyecto, en nuestra área existía un caos; el espacio de los clientes era ocupado por buhoneros que tenían vehículos y los carretilleros ocupaban ambos lados de las calles. Qué puedo decir, insistir en que el ayuntamiento analice el problema y que tome las riendas de tan importante proyecto, sugirió.
Favoreció que el Ayuntamiento retome la iniciativa.