Como ya es costumbre para las cercanías de la Nochebuena, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) realizó la entrega de raciones alimenticias a miles de personas de escasos recursos en la antigua casa del extinto expresidente Joaquín Balaguer.

Desde tempranas horas de la mañana la multitud empezó a congregarse en las proximidades de la Máximo Gómez y ya cerca del mediodía, se informó que unas 6 mil personas habían recibido su funda colorá para la cena de Navidad.

El dirigente reformista Rogelio Genao, quien encabezó la entrega indicó que la Fundación Joaquín Balaguer destinó dar 50 mil fundas en las zonas de mayor pobreza, con una inversión superior a los 50 millones de pesos.

Aunque la tradicional entrega del PRSC fue atacada por la oposición de ese entonces, hoy día es imitada por los gobiernos que sucedieron a Balaguer, indicó Genao, quien dijo la única diferencia es que han cambiado la envoltura.

La iniciativa de su líder solo busca mitigar la desigualdad que existe en la sociedad y llevar a los más pobres algo de esperanza en este período navideño, declaró Genao.

El drama de una fundita. En el afán de conseguir una fundita con algunos de los alimentos a usar en la cena de Nochebuena, las personas sienten perder la dignidad, en interminables filas acompañadas de empujones y atropellos por parte de la seguridad, que busca poner el orden.

Bajo el sol, que aún en invierno no deja de ser candente, residentes de los distintos barrios de Santo Domingo se mantenían en la fila con la esperanza de recibir su ración alimenticia.

Hombres y mujeres, jóvenes y más adultos se arrastraban por el suelo, cuando intentaban colarse por debajo de los furgones para llegar hasta la carpa donde dirigentes del PRSC hacían la entrega.

Aunque destinadas a Santo Domingo habían unas 20 mil raciones, la gente se desesperaba por alcanzar el presente, antes de que terminaran.

La señora Madi Guzmán, diferente a muchos, es la primera vez que acude a recibir una funda. Es una trabajadora doméstica y busca ayudarse con las cosas de la cena del 24 de diciembre.

“Yo vine porque no tengo la cena pero no voy a volver”, dijo con desencanto Rufina Angomás, que nunca antes había acudido a la casa del extinto líder tras la fundita, y que por condiciones físicas no pudo hacer la fila para no exponerse a los empujones.

Contó que su esposo está sin trabajo y que no tiene para cenar en Nochebuena.

Había un gran desorden, creado por la gente que quería colarse en las filas y volarse las cercas.