La multitud arrojó papas que golpearon los costados de los enormes vehículos blindados de Estados Unidos el lunes. “¿Qué le pasó a los estadounidenses?», gritó un hombre al único soldado que se veía en la parte trasera de uno de los vehículos. El soldado miraba al frente en silencio, lejos de la muestra de enojo. Fue otra muestra de indignación por el retiro de las fuerzas militares de Estados Unidos que inició hace dos semanas, y el cual ahora podría revertirse parcialmente.
El alboroto se debe a que la orden del presidente Donald Trump el 13 de octubre para la retirada fue muy repentina. También parecía que hubo poca preparación de Estados Unidos para manejar la invasión posterior de Turquía, aunque Ankara había amenazado con eso durante meses.
Y cuando ocurrió, Turquía atacó de manera más amplia el noreste de Siria de lo que se había previsto y fue sorprendentemente agresivo, aparentemente tratando de quitar a los soldados estadounidenses de su camino. La artillería turca y los combatientes apoyados por ellos se acercaron peligrosamente a tres puestos estadounidenses, dijeron oficiales de Estados Unidos y de los kurdos.
El lunes, una comitiva estadounidense que pasaba por una avenida en la ciudad de Qamishli —controlada por los kurdos— y que al parecer iba de salida de Siria, fue objeto de la peor parte de la ira y frustración de los residentes hacia el ejército estadounidense, que alguna vez fue su aliado más cercano y que ahora los está abandonando.