Nunca hubo un Mundial con un programa de partidos como este.
La primera Copa del Mundo que se jugará en noviembre y diciembre — para evitar el calor desértico de Qatar— es solo el punto de partida para otras características únicas.
Para los jugadores y fanáticos en Qatar y los espectadores de todo el mundo, los partidos se celebrarán temprano y en un calendario más intenso que cualquier fase de grupos anterior. Cuatro partidos fueron programados por día para que el torneo funcione, aunque ya había sucedido un sábado de la primera ronda en Rusia 2018.
En Qatar habrán jornadas de cuatro partidos durante siete días seguidos para reducir el certamen a sólo 29 días, tres menos de lo que duraron los mundiales 2018 y Brasil 2014.
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Un torneo de 32 días con cinco fines de semana completos no fue posible esta vez debido al acuerdo que la FIFA tuvo que alcanzar con las ligas y clubes europeos en 2015 para programar la Copa del Mundo en medio de la temporada doméstica.
Las ligas europeas habían advertido sobre “el daño muy severo” que se le estaba causando a los intereses deportivos y financieros de sus miembros al interrumpir los torneos durante al menos seis semanas.
Mientras que clubes históricos y estrellas como Erling Haaland se toman un descanso prolongado o seguirán entrenando, los jugadores de la Copa Mundial tienen un tiempo intenso por delante.
Los equipos del Grupo G y H, como Brasil y Portugal, tendrán menos días de descanso. Para ganar el título tendrían que jugar siete partidos en sólo 25 días. La Copa del Mundo ni siquiera tomará respiro entre el final de la fase de grupos y el arranque de los octavos de final.
“Va a ser un torneo muy agotador y es verdad que empezamos más tarde”, dijo el entrenador de Portugal, Fernando Santos, después del sorteo del 1 de abril.
“La única ventaja que veo es empezar el 24 (de noviembre)”, dijo Santos en alusión a que los equipos que arrancan el 21 de noviembre (Inglaterra, Holanda, Estados Unidos) tienen menos días para prepararse.
Santos, que quiere aprovechar esos días adicionales previos al torneo para practicar, apuntó al dilema que enfrenta la mayoría de los 32 entrenadores en una Copa del Mundo donde típicamente el 75% de los jugadores seleccionados juegan en clubes europeos.
La mayoría de las ligas europeas jugaron partidos hasta el domingo, el último día antes de que la FIFA ordenara a los jugadores sumarse a sus selecciones nacionales.
Eso deja sólo una semana de preparación en lugar de al menos las dos semanas antes de una Copa del Mundo normal.
Los ecuatorianos Moisés Caicedo y Pervis Estupiñán jugaron para el Brighton este domingo justo una semana después de que Ecuador dispute el partido inaugural del mundial ante el anfitrión Qatar.
“Con tal de jugar un Mundial, te juego a las 7 de la mañana, a las 5 de la mañana, en cualquier parte del mundo. Ahora, no quiero ventaja, pero sí quiero el mismo derecho que tienen todos”, se quejó el entrenador argentino de Ecuador, Gustavo Alfaro. “Los demás tienen siete días. Yo tengo seis. ¿Por qué tengo seis y los demás siete? ¿Por qué no me dieron un día antes para contemplar? Qatar tiene su campeonato suspendido, sus jugadores. Un día es mucho”.
Tres de los mejores jugadores del mundo — Lionel Messi, Neymar y Kylian Mbappé — provocaron alivio en los fanáticos de Argentina, Brasil y Francia este domingo tras salir ilesos del encuentro que París Saint Germain ante Auxerre por la liga francesa.
Cuando el reloj en Doha marcó pasada la medianoche del lunes — FIFA fijó el 14 de noviembre como fecha límite para que los jugadores se sumen a sus selecciones — los convocados de Argentina, Brasil, Francia Serbia y Polonia — todavía estaban en el campo de juego en Italia, donde Juventus-Lazio terminó pasadas las once de la noche hora local.
“No tenemos tiempo para preparar el equipo, sólo siete días”, se lamentó el técnico de Croacia, Zlatko Dalic, en abril. “No será fácil para nosotros”.
No hubo una solución perfecta cuando la FIFA confirmó el inevitable cambio de fechas en 2015, aceptando que la Copa del Mundo no se podría jugar ni organizar en junio, cuando las temperaturas en Qatar alcanzan los 45 grados centígrados.
Hace siete años, la opción europea favorita por un torneo en enero de 2022 fue descartada por la FIFA debido a que coincidiría con los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing.
“Por supuesto, no es una situación ideal para jugar en noviembre y diciembre”, había admitido Gianni Infantino en 2015 cuando todavía era secretario general de UEFA. “Y hubiéramos preferido jugar en enero porque habría tenido menos impacto”.
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Aun así, el acuerdo para jugar en noviembre y diciembre generó un retraso de cinco meses que resultó esencial cuando la pandemia de COVID-19 causó estragos en el fútbol internacional.
Casi todos los juegos de clasificación para la Copa Mundial programados en 2020 fueron pospuestos.
Cuando se trataba de fijar las fechas finales de la Copa del Mundo, una línea roja era asegurar que la Liga Premier tuviera sus juegos tradicionales el 26 de diciembre.
La solución feliz para Qatar fue organizar un torneo de cuatro semanas con una final dominical tradicional y auspiciosa: el Día Nacional del emirato, el 18 de diciembre.