Mundo global: Salvar a Coney Island

Mundo global: Salvar a Coney Island

En este mundo globalizado, nada es ajeno, todo es cercano y parte de nosotros. Es el caso de Coney Island, famoso parque de diversión, al final de las líneas de Metro,  N, Q, D y N, que nos llevan sonriendo hacia la playa y el Parque  y nos regresan   durmiendo del cansancio.

Quien visita Coney Island va a un día de playa, típica del Océano Atlántico, enormes, con fuerte oleaje y mareas bien pronunciadas. No es el mar Caribe pero eso es lo que tiene New York. Se parece a las playas de la Mancha, en Francia, donde desembarcaron las tropas americanas en 1944. Las cuatro líneas de Metro llevan cada día una multitud de jóvenes, en vacaciones, se juntan con turistas y los que deciden pasarla bien en Coney son en general familias sencillas, inmigrantes, se juntan con  hippies, músicos nostálgicos de un New York que está cambiando. Coney es uno de los más viejos parques de atracción del mundo.

Iniciado en 1918 se inauguró el 4 de julio de 1920, todos los carruseles son de madera con modelos de los años 40, ahí se sube en una  rueda gigante que domina la playa. Hasta la montaña rusa Cyclone es de madera. En ese inmenso y gracioso parque nunca se produjo accidente y van por los treinta millones de visitantes. Ahí cantaron Pete Seeger y Woody Guthrie en los años 50; muchos americanos tienen un recuerdo en Coney, muchas películas de terror se rodaron en Coney, todos los oídos reconocen esa música. Saliendo del parque, nadie quiere dejar atrás su hot dog Nathan’s, son los mejores del mundo.

Hoy se quiere tumbar Coney y construir un “mall”, una de esas construcciones tipo cubo de cemento donde se alojan tiendas que uno visita subiendo por una escalera mecánica. Son todos iguales en el mundo entero. Son los nuevos templos de la cultura global: el consumo.  Muchos en New York no quieren ver morir Coney. Me uní al desacuerdo, es normal, los problemas urbanos se parecen. Los ciudadanos que aprecian Coney Island deben decirlo y mandar una carta al: Councilman Domenic Recchia, 445 Neptune avenue, Brooklyn, NY. 11224 para defender ese parque recreativo, amenazado de destrucción por la modernidad que avanza hacia Brooklyn.

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