La respuesta de los artistas a los concursos de arte enseña que los talentos, en todo el país, necesitan de incentivos a la creación y se motivan según los temas propuestos. Hubiéramos podido pensar que, bajo el flagelo de la pandemia, los certámenes iban a quedarse desiertos o suspendidos.
No sucedió: cuando mensaje y contenido se comprometen con temas de la época y la historia, los artistas demuestran inquietud e interés, enlazando valores internacionales y nacionales. Más evocadora y original es la propuesta, más estimula el caudal real-imaginario, la capacidad de investigar, la habilidad para construir y reinventar una imagen. Y, en los dos certámenes de este año, frutos de organismos internacionales amigos, triunfó la tradición dominicana del mural. El último ha sido “el Muro de Berlín”.
Concurso único. La embajada de Alemania en la República Dominicana asoció al Ministerio de Relaciones Exteriores a la celebración de un certamen, cuyo objetivo es la “creación de un símbolo auténtico, que refleje la victoria de la libertad, de la democracia y de los derechos humanos”. Así reza la convocatoria del concurso de arte sobre el Muro de Berlín.
Es realmente “sobre” esa pared histórica que el ganador va a realizar el proyecto, previamente diseñado en cartulina y pequeña escala, elegido por un jurado de tres autoridades.
En efecto, el soporte de la obra, obsequio de la embajada de Alemania a República Dominicana, es un fragmento del Muro de Berlín, derribado el 9 de noviembre de 1989, hazaña considerada universalmente como el triunfo de la condición humana y la voluntad popular.
Llamaron “el muro de la vergüenza” a esta barrera de hormigón, de 3,6 metros de alto y 120 kilómetros de largo, que separaba el Berlín “Occidental” del “Oriental” –¡calificativos de la época!- : iniciativa de origen soviético entonces, prohibía el paso de una parte a otra. No se trataba de bloquear una circulación, sino impedir que incontables ciudadanos se trasladen buscando mejores condiciones de vida…Pues el “éxodo” se hacía en un solo sentido.
Alemania –cabría decir el pueblo alemán- repartió segmentos completos del muro en 400 lugares del planeta, donde se hincaron como si fuesen plantas de la libertad. Uno de los fragmentos se regaló a nuestro país, y de esta donación real-simbólica surgió el concurso de arte.
La obra ganadora. Paradójicamente, el arte floreció: los artistas consideraron su compromiso convertir el horror del muro en base para la creación. Más aun, se salvó adrede del derribo, una porción de 1,318 metros de largo, para que se expresen los pintores: resultó la famosa Eastern Gallery. Entre los fragmentos obsequiados mundialmente, la mayoría se hizo portadora de obras de arte,de las cuales varias han sido premios de un concurso, como en el caso nuestro.
Aquí se presentaron 67 propuestas, y el Jurado estimó difícil elegir la obra ganadora, por la calidad y la convicción de los artistas participantes. De tres finalistas sobresalientes, el ganador, que realizará su proyecto sobre el muro, fue Martín López.
Martín López es una personalidad del arte dominicano. Premiado muchas veces y polifacético en talentos profesionales, él se destaca en la fotografía y el video – ¡un maestro!-, la pintura, el diseño, la crítica –cofundador de la asociación nacional-, la polémica aun.
Consideramos su obra como un auténtico poema visual, que la mirada puede abrazar en conjunto o de forma ascendente. Eslabona históricamente la primera proclama de los Derechos Humanos y el Monumento a Montesinos, con el símbolo de la lucha femenina por el respeto a su condición y por la libertad: las tres hermanas Mirabal, asesinadas por una locura furiosa.
A continuación, plantea la universalidad triunfante y su proyección planetaria: dinámico juego de colores, ritmo, banderas, centrándose en las de Alemania y República Dominicana.
Finalmente, vibra el retrato de Mamá Tingó, el homenaje heroico a la Tierra, fuente de vida, y a la Naturaleza con el revoloteo de las mariposas – metáfora inconfundible de las hermanas Mirabal-.
La obra descuella, no solo por el concepto -anclado en lo nacional-, sino estéticamente por la combinación de medios, la precisión y la compenetración de los elementos, sobre un fondo pétreo, hormigueante de grafitis…