Muro y desarrollo provincias fronterizas

Muro y desarrollo provincias fronterizas

El incidente en que se vio envuelto el eminente médico Pedro Ureña, así como sus amigos, que hacían un sano turismo interno en motores y fueron secuestrados por una turba de haitianos provistos de armas blancas y además obstaculizaron el camino vecinal internacional; no es más que la punta del iceberg de un bomba social que va explotar si nuestro país no pone fin a la inmigración masiva de indocumentados.
La organización norteamericana Fund for Peace ha definido un estado fallido como uno soberano que es incapaz de proporcionar los servicios básicos a la población y ha fracasado en lo social, político y económico y a ello le agregaría lo medioambiental. Esa organización en base a una serie de variables construye cada año un listado de estados fallidos y en 2018, dentro de los 20 peores estados fallidos, Haití ocupa la posición #12.
Haití con un área de 27,750km2, tiene una población de 10.98 millones de habitantes y una densidad poblacional de 382 habitantes/km2 (RD tiene 48,730 km2, población de 10.77 millones y densidad de 222.27 hab/km2). Es un estado fallido y como tal la única alternativa de los haitianos es emigrar, pero no los quieren en los EU, en Chile, en Brasil, ni siquiera sus pares raciales de las naciones angloparlantes caribeñas les permiten ingresar o permanecer en sus islas; entonces la única salida que les queda, por cierto la más fácil, es emigrar a la República Dominicana.
Esta inmigración masiva es responsable de la depresión de los salarios en el mercado laboral; pero resulta que esa demanda creciente por empleos ya no puede ser satisfecha por el país y por ello nuestras áreas públicas están ocupadas por estos indocumentados dedicados al comercio informal, las mujeres y niños a mendigar y si bien hoy los actos delictivos de esa población son aislados, la tendencia es que se acreciente como pasa con ese tipo de inmigrante.
De continuar esa invasión pacífica no es difícil imaginar una RD en 20 años o menos con una demografía con más del 50% de la población de origen haitiano, con un sistema de salud y educativo incapaz de brindarles los servicios, con multiplicidad de “ghettos”, aumento de la criminalidad y los inevitables enfrentamientos entre los haitianos y los dominicanos que tarde se van a dar cuenta como les robaron su país.
La única salida es la construcción de un muro en los 376 km de frontera y los que se oponen bajo el pretexto de edificar un muro de industrias están soñando porque ese desarrollo industrial tardaría décadas suponiendo que varios gobiernos den prioridad a la inversión en esas provincias.
¿A qué tanto temor a la construcción de un muro fronterizo?
El 9 de noviembre de 1989, cuando cayó el muro de Berlín, había 10 muros fronterizos en diferentes países y en la actualidad existen o están en construcción 70 muros. Hungría con Serbia y Croacia, Grecia y Turquía, Macedonia y Grecia, Bulgaria y Turquía, han sido de los últimos para frenar el ingreso de inmigrantes provenientes de los Balcanes y países Musulmanes a Europa, pero existen muros entre España y Marruecos, Arabia Saudita e Irak, Israel y Palestina, India y Bangladesh, Chipre, Kuwait e Irak para solo citar una muestra de la variedad; incluso en la frontera de los EU y México, con una longitud de 3,185 km, en diferentes épocas, antes de Donald Trump, se han erigido muros como por ejemplo en el estado de Arizona que divide Nogales del Norte en EU de Nogales del sur en México.
El muro es un imperativo si pretendemos preservar nuestra soberanía, nuestras costumbres, nuestro estilo de vida y las posibilidades de convertirnos en una sociedad prospera. Obviamente aparte del muro es necesaria la construcción de una carretera paralela a la frontera de norte a sur, tecnología para la vigilancia e inversión en las provincias fronterizas.

 

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