Musas de Peravia, de Ynoemia Villar, escritora banileja

Musas de Peravia, de Ynoemia Villar, escritora banileja

Musas de Peravia, una herramienta para la toma de conciencia crítica sobre el valor de las letras convertidas en armas de liberación social.

La escritora Ynoemia Villar ha publicado Musas de Peravia, un libro obligatorio para la consulta sobre la historia local de Baní y de la provincia Peravia en el contexto político nacional, y sobre el papel de la literatura como instrumento de la historia.
El nuevo aporte literario de la destacada escritora y educadora banileja constituye además un instrumento educativo, político e histórico de las marcas Baní y Peravia que algunos políticos de allí, académicos, activistas sociales y empresarios dicen querer construir.
A partir de Musas de Peravia, la historia de las letras banilejas y peravianas hay que contarla de otra manera, igual que la incompleta historia de la literatura dominicana; porque en ambos casos han sobrado las premeditadas censuras, exclusión, manipulación o silencio. Unas veces por cuestiones políticas y de clase, otras por prejuicios culturales.
Ynoemia Villar dedica su obra a las amazonas de su valle. A esas banilejas, nizaeras o matanceras de armas a tomar: ya sea con tinta y papel, maquinarias y tierra, o agua y machete, que hacen hasta hacer que broten los versos, o del suelo los frutos de la vida. Estas amazonas son las musas de sus Musas.
En la primera parte de la obra la autora nos coloca ante unas citas escalofriantes referidas a la “presencia” de las mujeres en la literatura dominicana. “En Bibliografía de la Literatura Dominicana, de Frank Moya Pons, publicada por la Dirección Permanente de la Feria Nacional del Libro, 1997, encontré que, en el siglo XIX, de cincuenta y ocho obras publicadas solo cuatro fueron escritas por mujeres. Entre esas cuatro no hay una banileja. De 1901 a 1990, de 2,657 obras publicadas únicamente 283 fueron escritas por mujeres; y de estas la mujer banileja es la gran ausente, con la excepción de Daisy Bethancourt de Baroni, Edelmira Cabral de Valdepares y Virginia Pepén Viuda Rodríguez (P.18).
Y a seguida presenta otro dato nada alentador: “En otra publicación de la Comisión Permanente de la Feria del Libro, 2000, encontramos la bibliografía de 150 autoras dominicanas, entre ellas cuatro banilejas: Belkis Adróver de Cibrán, Edelmira Cabral de Valdepares, Virginia Pepén viuda Rodríguez e Ynoemia Villar”. (P.19).
La ausencia de las mujeres, y de las banilejas en particular, en la bilbliografía dominicana, es solo otro reflejo del carácter machista y patriarcal de la realidad social dominicana.
La sola existencia del nuevo libro de Ynoemia desafía la discriminación social y política de las editoriales y el Estado dominicano que impiden y/o dificultan el desarrollo intelectual de las mujeres peravianas amantes de las letras.
Conociéndola como educadora, activista y como banilejas y contemporáneas que somos, me atrevo a asegurar sin su permiso, que este es uno de los propósitos de Musas de Peravia que hoy rompe el silencio impuesto y nos recuerda que son muchas, y faltan más. ¡Felicidades Ynoemia!
¡No aceptemos como válidas las antologías de las que han expulsado las mujeres! De bastantes derechos ya hemos sido despojadas. Que nos nieguen el derecho a las letras y las palabras, es demasiado. Es inaceptable.
Musas de Peravia en su estructura, contenido y por su estilo sencillo queda claro que la autora es educadora; la lectura es refrescante y didáctica. Cada página es un recorrido por la historia local de las letras de las mujeres, y va más allá, porque con cada musa nos entrega una amplia bibliografía activa y pasiva que nos invitan a explorar nuevos senderos trazados por el andar de otras mujeres y de hombres que les han reconocido.
Al reconocer el invaluable aporte de Ynoemia Villar, vale preguntarnos ¿por qué han excluido las mujeres banilejas de las antologías; con qué derecho nos niegan el espacio conquistado en las letras?
La historiografía tradicional (y machista por supuesto) se empeña en borrar las mujeres del mapa social y político del país y el mundo; y si son contestarias actúan con mayor saña. También lo han hecho con la clase trabajadora y campesina; porque es la sociedad capitalista, que igual discrimina por el color de la piel, por si somos gordas o delgadas; altas o bajas, ateas o creyentes, etc. ¡Y las banilejas no somos la excepción!
Conocemos de historias silenciadas durante décadas y siglos, que tuvieron como protagonistas a miles de mujeres que han dado a la humanidad trascendentales aportes en todas las áreas del saber; y sus nombres no aparecen o casi no se registran más que como la esposa, amante o viuda de; la tía, hermana, madre o hija de; en fin, sujetas pasivas; jamás protagonistas, planificadoras de algún proceso científico, político o social importante. Esa historiografía volvió invisibles a las mujeres.
Gracias a la resistencia de millones de mujeres y hombres, a nuevos abordajes de las ciencias sociales y métodos de análisis, hoy sabemos y disponemos de millones de páginas escritas por y sobre mujeres que debieron firmar sus trabajos con el nombre de sus maridos, hermanos, tutores o con seudónimos, simplemente porque estaba prohibido que la mujer pensara y escribiera. En la historia y la literatura dominicanas también lo hemos sufrido.
Entre las voces peravianas silenciadas, desconocidas, semidesconocidas o empujadas al ostracismo y rescatadas por Ynoemia destacan educadoras, políticas, artistas plásticas y visuales, historiadoras, poetas, ensayistas, narradoras, y de otras profesiones y oficios. Con ellas se demuestra una vez más que sí es posible superar la realidad de “minusvalía social” impuesta a las mujeres desde que apareció la propiedad privada sobre los medios de producción. Estas musas peravianas como tantas otras, demostraron que nadie ni nada puede contra la libertad del Ser; que fue muy breve la victoria de quienes expulsaron a las mujeres de los espacios de toma de decisiones colectivas y de las individualidades: porque a pesar de, nunca nos fuimos de las ciudades; de la economía, la política, las artes, los laboratorios científicos, y las religiones. Si. También de las religiones nos expulsaron o redujeron…porque antes que dioses, hubo DIOSAS! Así con mayúsculas.
Y sin embargo no pudieron contra nosotras. Fuimos recluidas al mal llamado “mundo privado” -el doméstico- pero que es más público que el sol. Nos negaron el derecho al mundo de las ciencias, el poder político y el conocimiento y rompimos los muros! Algunas pagaron muy caro su osadía (con su vida, cárcel, exilio y todo tipo de violencia abierta y encubierta) y basta recordar los ejemplos universales como Hipatia de Alejandría, María Curie, Alexandra Kollantai, Clara Zetkin, Manuela Sáez y Juana de Arco para citar solo algunas; y entre las nuestras recordar a Anacaona, María Trinidad Sánchez, Minerva Mirabal, Hilda Gautreux o Mamá Tingo.

Musas de Peravia no es solo un aporte literario de Ynoemia Villar, es una denuncia política a la exclusión y la discriminación contra las mujeres. Constituye una herramienta que facilita la toma de conciencia crítica sobre el valor de las letras y las artes cuando son utilizadas como armas de liberación masiva, de compromiso e identidad con su pueblo o patria chica.

¿Acaso no representan un radical pensamiento político contra la anexión a España (1863) los versos de Encarnación Echavarría Villaseca (1821-1891) en su poema A mi Patria:
¿Por qué no te tragó la mar bravía
que besa humilde tu envidiado suelo,
cuando tu enseña augusta y sin recelo,
de la victoria el viento sacudía?

Así poetizaba ella la política y su rechazo a la anexión a España. Sin embargo, es una desconocida pese a que el compromiso de sus letras es de profundo contenido patriótico y puede incluso ser equiparada a la de la resistencia antimperialista del Poeta Nacional Pedro Mir, quien nacería 22 años después que falleciera ella.

Ynoemia reafirma las huellas artísticas-fotográficas de Berkis Adróver viuda Cibrán. ¿No son propuestas literarias de compromiso social con la democracia, los derechos humanos, el bienestar y la libertad, Si la mar fuera de tinta (memoria histórica antitrujillista) de Mayra Báez Perelló, y la poesía de Deysi Bethancourt y su relato El Dominican York.

¿Acaso no es reclamo de los derechos de las mujeres, de una ciudad ordenada y una provincia en desarrollo los versos patrióticos de la maestra Milagros Altagracia Cruz Miniño en, Baní en el alma de los poetas?

Erotismo con olor y sabor al mango banilejo, es lo que encontramos en el cuento ¡Qué rico! de Niurca Herrera.

Estas y otras obras que son parte del patrimonio literario de la provincia Peravia deberían ser parte fundamental del proceso enseñanza aprendizaje en nuestras escuelas públicas y privadas; porque magistralmente evocan y mantienen viva la tradicional cultura del trabajo y la solidaridad de la familia banileja; los viejos bohíos, nuestras limpias calles; los cucuruchos, dunas y tradiciones culturales.

Podemos afirmar que el trabajo de las Musas de Peravia que Ynoemia rescata, son un reflejo del sentido de identidad y pertenencia de cada una de ellas. Los doscientos cincuenta y cuatro años de historia Baní, de las letras y la pasión de sus Musas no caben en este comentario ni en presentación alguna.

Finalmente, quiero homenajear a la más olvidada de las musas olvidadas. A la más silenciada de las musas silenciadas. A la más valiente de todas…y lo afirmo a riesgo de herir sensibilidades. Me refiero a Carmita Landestoy, autora de Yo también acuso (1946), primer libro escrito contra el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, y que adquiere mayor importancia porque su protagonista estaba en el corazón del monstruo. Dio el salto dialéctico, se superó a sí misma, rompió con la dictadura y en su libro-denuncia, dijo al mundo lo que muchas y muchos no sabían; lo que muchos y muchas sabían y no decían, y que en algunos casos se hacían que no sabían. El compromiso de las letras de Carmita Landestoy la llevó al exilio político, a vivir bajo la permanente amenaza de muerte; a sufrir el asilamiento nacional y local hasta el fin… hasta que sus últimos días terminaron en la ceguera y posterior sepultura en un clausurado cementerio estadounidense.

Por la deuda social del Estado dominicano con sus mujeres, Musas de Peravia, de Ynoemia Villar, debe ser el ejemplo que tomen los ministerios de Educación, de Cultura, de la Mujer y los ayuntamientos de la provincia, para crear un fondo editorial que potencie toda la creatividad y pasión por las letras de los hombres y mujeres de este terruño peraviano.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas