MADRID. Enriquecido con reconstituciones audiovisuales y réplicas interactivas, repartidas en torno a dos luminosos patios cubiertos por gigantescas vidrieras, el museo arqueológico nacional reabre sus puertas el martes en Madrid para contar la historia de España, tras seis años de obras faraónicas.

Desde 2008, todo fue rehecho, desde la arquitectura interior a la exposición de las grandes obras, con un coste de 65,2 millones de euros (unos 90 millones de dólares), de los cuales 36 fueron destinados a la remodelación y casi 19 a la colección permanente.

«En tiempo de crisis hay que pensar que (esta cantidad) se gastó a lo largo de más de 10 años, desde 2002», explica el director del museo, Andrés Carretero Pérez.

Un total de 13.000 piezas fueron dispuestas en tres de las cinco plantas del inmenso edificio neoclásico que el museo comparte con la Biblioteca Nacional, en el centro de Madrid.