Museo de los Corazones Rotos exhibe objetos de relaciones fallidas

Museo de los Corazones Rotos exhibe objetos de relaciones fallidas

LOS ANGELES. — Luego que su esposo le pidió el divorcio, Amber Clisura le devolvió su anillo de compromiso, lo echó de la casa y se deshizo de todo lo que le recordaba su fallido matrimonio. Excepto por una cosa: un hornillo de acero que su futuro ex esposo le había fabricado con un viejo tanque de aceite.

«Se quedó en el patio y se oxidó y se oxidó, y se convirtió en un triste símbolo de la relación», indicó Clisura.

El hornillo de cuatro patas había sido un atesorado regalo artesanal, pero con el tiempo Clisura no podía ni voltear a verlo. Llegó a considerar regalarlo a un vecino o venderlo como chatarra, pero luego se enteró sobre una solicitud de artículos en la nueva rama en Los Angeles del Museo de los Corazones Rotos.

 El museo original abrió en Zagreb, Croacia, en 2010 luego de crearse a raíz de una amplia colección que recorrió Europa, Asia y Estados Unidos. En exhibición en Zagreb se encuentran artefactos de relaciones fallidas, la mayoría de ellas mundanas bajo circunstancias ordinarias. Un solo zapato de tacón alto. Un sacacorchos. Un viejo muñeco de Snoopy.Pero al ser aislados en una caja de vidrio o colgados en un muro blanco y acompañados con una etiqueta informativa, los objetos se cargan de dolor o arrepentimiento. O libertad.

En Los Angeles, se exhibe una blusa azul que una mujer vestía en una cafetería cuando su esposo le anunció que se iba. Un sobre de hojas de árbol enviadas desde Canadá a San Diego para que un distante amado pudiera experimentar el cambio de estación desde el sur de California. Un frasco de pepinillos comprado para un primer amor que, según explicó la donante, «dejó de escribirme incluso antes de que se lo pudiera entregar».

Luego de deliberar, Clisura, una artista textil y diseñadora de moda de Los Angeles, decidió donar el hornillo y lo llevó a la bodega del museo.

«Una mujer me recibió allá abajo, y al momento en que lo entregaba estallé en llanto», señaló Clisura, ahora riendo. «Se sintió como si me quitaran un peso de encima». La representante del museo le dio un fuerte abrazo.

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