MUSEOS, ANTES, DURANTE Y DESPUÉS

MUSEOS, ANTES, DURANTE Y DESPUÉS

Hoy en día, el museo es una institución fundamental en la vida de la comunidad: centro de conservación, instrumento de educación, punto de reunión, lugar de diversión, foco de investigación y publicaciones. Los museos son prácticamente lo más importante como hecho cultural de nuestra época, y mucho más en estos meses de confinamiento y aislamiento social.
Cuando nos referimos a los “museos, antes”, no lo hacemos pensando en tiempos pasados, cuando familias y escuelas arrastraban a los niños a recintos descoloridos y sin animación, sino al período muy cercano, anterior al “cerrazón” de la pandemia.
Enfocaremos la actualidad museística en general y muy poco la dominicana en particular, pues aunque disponiendo de una importante estructura institucional, pública y privada, esta tiene, sin embargo, grandes diferencias en funcionamiento y frecuentación. Aspectos que, anhelamos, pueden cambiar mejorar, ya que nuestros museos deben encontrar cuál es su valor de futuro… y el presente ayuda paradójicamente en este sentido.
Cuando mencionamos “durante”, es evidente que se trata de la presencia en la ausencia, los museos cerrados. Ahora, estos tienen que ponerse a producir a distancia, culturalmente. Con los aportes de la tecnología, la comunicación ha cambiado en calidad, medios y proporción: ¡los museos se comunican más que nunca con nosotros!
Al decir “después”, nos referimos a un futuro próximo, cuando las puertas de los museos vuelvan a abrir, acoger visitantes, realizar actividades de contacto. Lo que nos parece especial y esencial es que se produzcan cambios benéficos, tanto para los museos como para su clientela. Y, en esta alternativa optimista, caben las instituciones nacionales.
Antes. El gran valor de los museos parte de su patrimonio, no solamente de lo que custodian, sino también del edificio y la imagen, lo que podríamos llamar el contenedor –arquitectura nueva o antigua– y el contenido, con sus espacios interiores y ofertas.
El museo se ha transformado, renovado, actualizado, brindando muestras y actividades constantes. Esa política, contemporánea y atractiva, ha tenido resultados, convidando al ciudadano local, y sobre todo a los turistas, alto porcentaje de los visitantes (entre 50 y 70 % del total).
Ha asumido un verdadero compromiso, consiguiendo a un público cada vez más numeroso, a varios públicos aun, que se entretienen al frecuentar un área patrimonial y cultural otrora ignorada… El museo ha logrado ganarse a la sociedad actual, donde hay tanta competencia para el ocio. Ahora bien, las nuevas generaciones deben encontrarle el gusto a los museos, y estos encontrar una lectura distinta para los jóvenes. Por ello, hablan de “un museo participante”, con un público respectivamente participante, con actividades susceptibles de cautivar a niños y adolescentes –así “La Petite Galerie” en el Louvre–.
Como lo había expresado una museóloga española, “se está trabajando para que los jóvenes tengan referencias cuando sean mayores, y los niños cuando sean adolescentes”.
Durante. De repente, los museos han cerrado en todo el planeta, y prácticamente al mismo tiempo, el flujo –a veces apretado– de visitantes, siendo herramienta de contagios. Sin embargo, a las pocas semanas –o días aún–, han tenido una presencia auténtica en la sociedad, y van conquistando públicos. Es obvio que los “megamuseos” de las metrópolis tuvieron las primeras iniciativas, pero prácticamente todos, incluyendo a los muy pequeños y privados, se adhirieron espontáneamente a este movimiento…
Nunca accedimos a tantas visitas guiadas de patrimonios permanentes como de exposiciones temporales, ni habíamos disfrutado tantas informaciones acerca de las obras –en exhibición y en depósitos–, ni hubiéramos ideado semejante despliegue de testimonios digitales. Hasta se ha llegado a la experimentación, juntándose museos. ¡Qué maravilla fue descubrir las diferentes versiones de las “flores del sol” de Van Gogh… desde distintas instituciones europeas y americanas, iniciativa de un curador!
Igualmente, se pone a prueba la creatividad, y no solo de los niños, proponiendo recrear obras pictóricas… con objetos de la casa, ¡multiplicándose los Arcimboldo! Ni hablar de las videoconferencias, donde artistas, críticos, historiadores, gestores, tratan de temas relacionados con la actual encrucijada.
Museos públicos y privados, hasta galerías de arte y casas subastadoras, prestan así ricos servicios informativos a la comunidad.
Otro punto esencial es que todas estas propuestas y prestaciones tienen carácter gratuito, y en cualquier parte del mundo: basta tener internet y aparato transmisor. ¡La pandemia que encierra nos hizo salir de las cuatro paredes del museo!
Después. Han reiterado las precauciones e instrucciones que deberán respetar las instituciones culturales: mascarillas, distancia, itinerario individual, limpieza y “desinfección” sistemáticas… Los pequeños museos ya se están abriendo en Europa, los “multitudinarios” esperarían hasta julio.
Un paréntesis se impone, respecto a los centros museográficos dominicanos.
Salvo la concurrencia apretada de las inauguraciones, el ritmo normal de visitantes –con pocas excepciones– corresponde a aquellas limitaciones impuestas “después”. La gente no suele precipitarse, salvo visitas grupales organizadas. Más bien, la esperan con beneplácito… Entonces, la apertura podría no tardar, y las exposiciones reanudarse: los artistas están inquietos. Curiosamente, reina cierto optimismo respecto a la frecuentación de los museos después de la pausa forzada. No solamente el arte y las bellas artes han ganado popularidad con un neto aumento del público virtual y el hecho de la mutua comunicación de los videos, sino que deberían tener, como consecuencia, más interés por el arte y mayor frecuentación de los museos.

Lo advertimos para varios países de moderado florecimiento museístico y, evidentemente, para el nuestro. En comparación, los museos cimeros pueden ver reducida su asistencia –hasta millones de personas–, por el temor a una cercanía física inevitable cuando supriman las medidas protectoras, igualmente por la bajada del turismo.
Socialmente, un problema del “después” consiste en la situación de muchos empleados de museos, por reducción de los efectivos y no renovación de contratos. Y se piensa estudiar, en ese contexto grave, las acciones a emprender desde el período pospandemia.
Fundamentales son, finalmente, reportes, encuestas y planteamientos del Consejo Internacional de Museos (ICOM) para desafiar las inquietudes institucionales.
Un asunto particularmente crucial y polifacético concierne a los recursos.

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