Para muchos ha servido de refugio en momentos de depresión o tristeza; para otros ha sido la fuente de trabajo con la que han sostenido a sus familias…, unos han contado que si no fuera por ella estarían muertos y muchos admiten que no pueden vivir sin ella…
Y es que la música ha servido de medicina para aliviar distintos males de la humanidad y alegrar el alma de los pueblos, algo que el director Frank Ferandier-Sicard, junto a un gran equipo de seres que coincidieron en que a través de la música aportarían su grano de arena para contribuir en el crecimiento de niños dominicanos, saben bien.
Y este aporte lo llevan haciendo desde hace dos años a través de La Fundación Fiesta Clásica, que celebrará su segundo aniversario el miércoles 23 de enero en la sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes, con un concierto magistral en donde el conocido violinista Nemanja Radulovi y su quinteto de cuerdas The Trills, deleitarán a los presentes junto a los estudiantes de la escuela de la fundación.
“Es un concierto aniversario donde celebramos el segundo año de la firma de nuestro acuerdo pedagógico con el sistema de Venezuela. Hay que saber que la Fundación Fiesta Clásica existe desde hace dos años en el país y estamos impartiendo clases de música clásica y popular a niños es escasos recursos de la Zona Colonial” -explicó Frank Ferandier-Sicard a ¡Alegría!- “Las clases son gratuitas pero hay una participación mensual para los gastos de mantenimiento, de 300 pesos”, informó.
Sicard también explicó que el equipo docente está integrado por aproximadamente quince profesores pero, no todos a tiempo completo. En la escuela hay especialistas en violín, clarinete, contrabajo, flauta y tienen una matrícula de 211 niños que están entre los 5 y los 18 años.
Dentro de la institución las clases son impartidas por varios grupos, empezando con el “kínder musical”, donde niños de 5 a 8 empiezan a descubrir la música, los sonidos, instrumentos; después, un grupo coral infantil de 8 a 13, un coro juvenil de 13 a 18 “y unos que tienen como veinte, porque necesitamos voces fuertes. Hemos armado una orquesta sinfónica de 70 niños tocando obras clásicas y populares; están tocando merengue, mambo, y cosas así, pero también Tchaikovsky y Mozart, que es la técnica del sistema de Venezuela”, resaltó el director.
Estos niños han encontrado un refugio que les está brindando la oportunidad de convertirse en futuros músicos y cantantes, una experiencia que les permite ampliar su radio cultural, algo que a muchos padres se les dificulta por diversas razones, entre ellas económicas.
La fundación también les presta los instrumentos para que se los lleven a casa y puedan practicar.
Sicard dijo sentirse orgulloso y satisfecho con todo lo logrado y que en un futuro no descartan la posibilidad de llevar este proyecto a otros pueblos del país si encuentra el apoyo para poder hacerlo con la misma calidad.