MÚSICA MAESTRO 
Del Septeto Habanero

MÚSICA MAESTRO  <BR><STRONG>Del Septeto Habanero</STRONG>

POR ALEXIS MÉNDEZ
(Primer Round)

En más de una ocasión escuché a mi padre hablar del compromiso que tenía de “poner un granito de arena” para lograr que El Septeto Habanero viniera al país. Siempre me habló de mi abuelo, un sonero “de primera”, que quiso ver al legendario grupo, y que murió con la sed.

Pero Generoso Méndez no fue el único que se quedó con las ganas. Más de una generación sonera de la República Dominicana, murió con el deseo de bailar “Tribilín Cantore”, “A la loma de Belén”, el popular “Tin cun tan” y otros temas de esos que todavía se escuchan en bares de Borojol, Villa Consuelo, Villa Francisca y Villa Mella. Donde la tradición vive al frente de la bachata, de la salsa y el reggaetón… y sobrevive.

De repente, oír que El Septeto Habanero nunca ha venido al país, genera un “imposible” como respuesta. Y es que han estado “tan cerca, y a la vez tan lejos”, porque es que nunca han “cruzado el charco” para venir aquí.

Pero por suerte, el Septeto Habanero no se ha convertido en simple memoria histórica. Esta agrupación todavía vive; se ha mantenido por décadas como la institución sonera más consistente y emblemática del son. Y por suerte, la tendremos con nosotros. “Nunca es tarde si la dicha es buena, y hoy, todos los soneros, los melómanos, somos dichosos porque El Septeto vendrá a compartir con nosotros la celebración de sus 85 años en la música.

El Septeto primero fue Sexteto. Eran seis los integrantes cuando en 1920 salieron por primera vez a la escena musical, gracias a la iniciativa de Guillermo Castillo y Gerardo Martínez. Con seis grabaron, cinco años después, el tema “La maldita timidez”. Este fue el primer son que se grabó. Fue en Los Estados Unidos, para el sello RCA Víctor.

Para el 1927, añadieron el cornetín y se convirtieron en Septeto. Posteriormente, El Cornetín fue sustituido por una Trompeta.

Esos datos y otros que escribieron importantes páginas de la música cubana, albergan en mí cierta “rabia” por saber que los soneros del patio nunca han disfrutado del Septeto Habanero. Pero también me brota la emoción porque vienen el próximo 16 de Septiembre. Y hago mío el compromiso de mi padre, que es el mismo de mi amigo José Luis, porque dice querer “ver gozar a su progenitor” en el Teatro La fiesta del hotel Jaragua, por lo que pretende estar en primera fila junto a él.

Y junto a ellos estaré yo. Estaremos escuchando el clásico repertorio, el cual no ha perdido la esencia. No dudo que esa noche pueda bailar al compás del conocido “Manicero” de Moisés Simon, o de otras tonadas como “Mama Inés” “Tres lindas cubanas”, “Eres Mimosa”, “Yo no soy Chismoso”, y otros.

También podré escuchar “El orgullo de los soneros”, el cual grabaron cuando cumplieron 70 años, y el que se ha convertido en un grito de guerra para los bailadores de son de santo domingo: Hay que ver las rondas que estos hacen en una parte de la canción que repite, “Caballero soy sonero” (Muchos saben de lo que escribo).

Esa noche “nadie me quitará lo bailao”.

 “El son es lo más sublime para el alma divertir” (Ignacio Piñeiro)

Publicaciones Relacionadas

Más leídas