MÚSICA MAESTRO
Prohíban el reggaetón

MÚSICA MAESTRO<BR><STRONG>Prohíban el reggaetón</STRONG>

POR ALEXIS MÉNDEZ
Está bien… prohíbanlo. Prohíban esa nueva expresión que tanto le gusta a la gente, a los barrios, a Latinoamérica y que está por enamorar al mundo. Cállenlos, aunque con esto tapen la boca de una generación. Una generación que no inventó la guerra, ni la marihuana, ni el sexo, y que solo es reflejo del podrido sistema que le construyeron.

Si quieren, cierren esas emisoras que ostentan los primeros lugares de preferencia. O mejor aún, prográmenlas ustedes, «Los Puritanos». A lo mejor con la nueva programación, nuestros hospitales resuelven sus problemas y los pobres dejan de serlo.

¿Quién soy yo para oponerme a que prohíban el reggaetón? Tachen todo el contenido de sus letras, que en su temática no solo abarca la vulgaridad. Este trata toda la diversidad social posible. También te habla de Dios. Pero eso no importa, prohíbanlo, que está generando más dólares que nuestros merengueros y bachateros, y hay que preservar lo nuestro aunque no sirva.

Hagan lo mismo que hizo Ed Sullivan en su programa de televisión. Veten al reggaetón como este condenó a Elvis Presley, cuando solo quiso presentarlo frente a las cámaras enfocándolo de la cintura hacia arriba, para que no se vean sus inmorales movimientos de caderas: Cuestión de época.

Denle la espalda a la cultura, al desahogo, a la queja juvenil. Pero de igual manera prohíban a los políticos. A esos que están haciendo fiestas con mis «cuartos», luego de haber recibido casi 600 millones para llenar de todo tipo de ruido el país y aumentar de dígitos sus cuentas y mis desgracias.

Prohíban al policía, del cual debo cuidarme todas las noches, con la misma intensidad con que me cuido del asaltante. Prohíban al funcionario judas, que adquiere ceguera ante un narcotráfico que salpica y embroma todo. Prohíban al inspector que apoyado en las leyes no se cansa de sobornar el «negocito» y la paciencia de mi vecino. Prohíban el proyecto educacional que le hizo la vida imposible a la madre de Carlitos, a la que no le quedó otra cosa que «cuerear» para que el niño no muera de hambre. Prohíban al maestro que siempre anda con un libro en el brazo, del cual no ha leído más de 20 página, que desconoce a Google y que solo vive pendiente de las fechas de las huelgas. Prohíban las novelas que ha dividido a mi familia, y al programa que le indicó a la hija de Venecia que tener novia está de moda. Prohíban al reggaetón porque este es fotografía y resultado de todo eso.

Nademos contra la corriente. Acabemos con el reggaetón para que muchos actores actuales de nuestra música puedan mantener su anémica creatividad. Para que duren diez años más haciendo lo mismo… «Hay que pichársela suave pa`que  puedan batear».

No hagamos caso a Sergio George que ya lo integró el «dembow» a la salsa. Ni a José Luis Cortés que anda haciendo versiones de obras sinfónicas con este ritmo. Mucho menos a Gilberto Santa Rosa y Andy Montañez que han hecho dúos con Vico C y con Daddy Yankee. Esos tipos son muy vanguardistas y talentosos, y no dejarán que nuestros músicos y cantantes se destaquen. Porque debemos hacer que ellos se destaquen «y punto».

Yo no escribiré, ni mucho menos hablaré más de esto. No pondré más atención a mi hermano Berardo cuando dice que «pa´ser político corrupto y pa´matar por petróleo, él, prefiere ser rapero».

Prohíbanlo… pero, por favor, también prohíban esta sociedad.

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