Música para la crisis

Música para la crisis

DONALD GUERRERO MARTINEZ
La política, entendida por Duarte como la ciencia más pura después de la filosofía, ha sido siempre fuente de canciones, anécdotas y chistes que se vuelven elementos de buen humor. El 16 de Agosto pasado, El Caribe publicó un reportaje referido a composiciones musicales inspiradas en crisis habidas por causas políticas, mencionándose a algunos de sus compositores y los títulos de sus obras.

En esa fecha asumía el Presidente Leonel Fernández el Poder para un segundo mandato consecutivo no resultado de un proyecto reeleccionista. Merengues, baladas, salsas y en menor proporción el rock, forman el nutrido inventario de cultores criollos de esa música.

Con su trabajo, compositores e intérpretes conviértense «en auténticos difusores de la libertad de expresión», dado que la música «ha sido siempre un medio de expresión». Refiriéndose a la crisis política y económica, Yaqui Núñez elaboró hace poco, una parodia publicada en su columna del Listín Diario, basándose en el bolero No me quieras tanto.

El merengue El Morrito, quizás de principios de los años 30 del siglo pasado, es una expresión política, como muchos otros. «La política se ha puesto/, que es una calamidad/, el que tenga su empleíto/, que lo sepa conservar…» No recuerdo la letra de El guardia con el tolete, cuyo título sugiere que «cantaba» a la situación política de entonces.

En La Miseria, citado en el reportaje mencionado, hay una especie de lamento porque no se atendió un consejo, pero su esencia es la crisis. «Se lo dije a mi sobrino aquí/, no te vayas más p`a tu país/, que la cosa no está buena allá/, la miseria está acabando…»

En los tiempos de composición de Siña Juanica, el ministro de Salud era tipo soldevilesco. «Ay, siña Juanica, de por Dios, siña Siña Juanica/, se me muere el niño y no tengo medicina/, vendo el gallo bolo y la puerca polanchina/, en cuatro clavao yo se los doy, siña Juanica….» El «clavao» era una moneda metálica equivalente a veinte centavos.

Hay composiciones musicales no inspiradas en motivos políticos, con letras aplicables a situaciones de su práctica. El Presidente Balaguer, por su dilatado ejercicio, es el modelo ideal para el comentario. En 1978, suspendido manu militare el conteo de los votos, quizás recordó a Daniel Santos: «Yo no se nada, yo llegué ahora mismo/, si algo pasó yo no estaba ahí…» o este bolero: «No se/, no se decirte como fue…» Pudo haber sido, «Mala noche, tan larga y tormentosa/, mala noche, insomnio…»

Momentos antes de volver a casa, ahí estaba también Daniel Santos: «Vengo a decirle adiós a los muchachos/, porque pronto me voy…» O este tango: «Adiós muchachos, compañeros de mi vida/, farra querida de aquellos tiempos/, me toca a mi hoy emprender la retirada/, debo alejarme de mi buena muchachada/, adiós muchachos, ya me voy y me resigno/, contra el destino nadie lo falla…»Gardel cantaba «Ahora, cuesta abajo en la rodada…»

Hay boleros a la medida: De Lucho Gatica: «Tu me acostumbraste/, a todas esas cosas/, y tu me enseñaste/, que son maravillosas/, por qué no me enseñaste como se vive sin tí…» Otro bolero: «Frío en el alma desde que tu te fuiste/, sombras y angustia sobre mi corazón/, qué loco empeño de revivir las cosas/, es un pasado ya muerto/, de un fantasma de ayer…»

Para José Francisco Peña Gómez, se supone que para sus seguidores también, la reelección era «un pasado ya muerto, un fantasma de ayer». Cualquier semejanza con situaciones políticas, conocidas o no, son, como en el cine, pura concidencia.

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