Hoy 
POR ADAM THOMSON
En Ciudad de México
El gobierno federal de México inició una enorme operación militar contra las pandillas de narcotraficantes esta semana, que intenta cumplir una promesa del presidente Felipe Calderón de combatir el crimen y demostrar que él es el líder indiscutible del país después de las controvertidas elecciones.
Tropas federales establecieron bloqueos en las vías ayer y erradicaron plantaciones de drogas en el estado costero de Michoacán, al oeste de Ciudad de México, como parte de una operación para combatir las ejecuciones estilo pandillas que han aterrorizado a la población.
La ofensiva, que arrancó el lunes, envuelve casi 7,000 soldados, marinos, y miembros de la Policía federal y local. Es la mayor operación contra el crimen organizado desde que Calderón ascendió a la presidencia el 1 de diciembre.
Calderón, un miembro del centro-derechista Partido de Acción Nacional (PAN) basó gran parte de su campaña electoral en los problemas de seguridad y prometió restablecer la ley y el orden en un país que muchos dicen está perdiendo terreno rápidamente en la guerra contra las drogas.
La frontera de 2,000 millas con Estados Unidos, el mayor consumidor mundial de dorgas ilegales ha hecho de México por largo tiempo un trampolín para el comercio de narcóticos, y estados como Guerrero, en la costa del pacífico, y Nuevo león en la frontera norte no son ajenos a la violencia relacionada con las drogas.
Sin embargo, Michoacán, el estado natal de Calderón, este año ha visto una explosión del crimen entre bandas de narcotráfico rivales capaz de virar al revé los estómagos más endurecidos.
En uno de los peores episodios, miembros de las pandillas entraron a una discoteca e hicieron rodar cinco cabezas cortadas en la pista de baile. En otro, las cabezas ensangrentadas de dos víctimas se expusieron frente a un salón de exposición de automóviles. En total, la violencia de las bandas ha cobrado más de 500 vidas solo en este estado.
Francisco Rodríguez Acuña, secretario del Interior del gobierno de Calderón, dijo: “Estamos tratando de recuperar los espacios que ha ocupado el crimen organizado”.
Analistas políticos en Ciudad de México han actuado rápido para señalar que ese enfoque frontal de uno de los problemas más acendrados de México dice mucho del propio Calderón. Desde que empezó su carrera política, el tecnócrata de 44 años educado en EEUU ha demostrado una actitud de cero tolerancia ante el crimen, y en algunas situaciones, hasta de protesta social.
El arresto la semana pasada de Flavio Sosa, líder de un movimiento de protesta en el estado sureño de Oaxaca que está exigiendo la renuncia de Ulises Ruiz, el gobernador, es un indicador. En contraste, Vicente Fox, el expresidente, permitió que las protestas violentas en Oaxaca escalaran durante meses, antes de tomar finalmente la decisión de enviar las fuerzas federales.
Los analistas dicen que existe una dinámica puramente política detrás de la decisión de Calderón de enviar tropas a Michoacán. Lo más importante es la decisión del nuevo presidente de afirmarse como el líder en un país política, social y geográficamente dividido.
Calderón ganó las elecciones presidenciales en julio solo por un margen de 0.5%, el más estrecho e4n la memoria viva, y Andrés Manuel López Obrador, su rival izquierdista del partido de la Revolución Democrática (PRD) ha prometido no reconocer su gobierno.
Jorge Zepeda, un comentarista político de Ciudad de México y autor de un próximo libro sobre Calderón dice que el nuevo presidente tiene que actuar rápido.
“Este es claramente un intento para decirle a los mexicanos que llegó el jefe”, dice.
Dice Zepeda que un segundo elemento en la estrategia de Calderón es profundizar la alianza con Lázaro Cárdenas, el gobernador de Michoacán, y un miembro del partido de oposición PRD.
“Calderón sabe que más delante tendrá que introducir reformas importantes en el Congreso y va a necesitar edificar todas las alianzas que le sean posible, y esto forma parte de ese proceso”, dijo Zepeda.
VERSION: IVAN PEREZ CARRION
