My dear, mister Espínola

My dear, mister Espínola

FRANCISCO ÁLVAREZ CASTELLANOS
 Hace poco escribí un breve artículo sobre el escultor Pío Espínola, de La Vega, quien esculpió en mármol bruto dos inmensos leones que fueron instalados en el parque de Cotuí, a ambos lados de la estatua del «jefe» y que cuando cayó la dictadura fueron increíblemente destrozados por las turbas.

Pues bien, don Pío tuvo un hermano que no era escultor, sino inventor. Se llamó Jovino Espínola.

Don Jovino, quien también era odontólogo, inventó varias cosas, entre ellas una regla de cálculo que envió a uno de los grandes inventores que el mundo ha tenido: Thomas Alva Edison.

Para las nuevas generaciones que no saben (o saben poco) de Edison, hay que decir que entre sus invenciones se cuentan el teléfono, la lámpara incandescente (bombillo), el mimeógrafo, etc. En total fueron 1099 los inventos de Edison.

Pues entre Edison y don Jovino se estableció una amistad «por correo» y el último le envió al primero algunas de las cosas que había inventado.

Yo tuve el honor de tener en mis manos varias cartas, escritas de puño y letra por Edison, las que comenzaban de la siguiente manera: «My dear mister Espínola» (mi querido señor Espínola).

Esas cartas las guardan Ondina y Rafaelito Espínola, en La Vega, hijos de aquel a quien Edison llamaba «my dear mister Espínola».

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