Myriam, una cantante-presentadora

Myriam, una cantante-presentadora

POR MANUEL EDUARDO SOTO
Si hay una cantante que todos los hispanoamericanos –especialmente los dominicanos– admiran, ésa es Myriam Hernández, la bellísima y escultural artista chilena que por algún motivo oculto no ha logrado ser la superestrella que de acuerdo con su éxito merece con creces.

Puede que esto se deba a la cercanía que mantiene con su esposo, el dinámico empresario Jorge Saint-Jean, quien guió su carrera desde que saltó a la fama internacional en 1989 con su balada «El hombre que yo amo». Su recorrido artístico de la mano de su marido quizás impide que muchos hombres tengan fantasías con ella, lo que ha frenado su popularidad.

Un ejemplo de ello lo dio el empresario chileno Manolo Olalquiaga, quien pensó que Myriam podía ser un gran éxito con sus presentaciones en Miami y otras ciudades de Estados Unidos, por lo que se arriesgó a contratarla a fines de los años 90 para que diera un concierto en esa ciudad del sur de la Florida. Sin embargo, tuvo que cancelar la función cuando al acercarse la fecha la boletería registraba baja ventas de entradas.

Nadie se explicaba cómo podía suceder una cosa así, con una artista bonita, talentosa, simpática y con una privilegiada voz que hasta entonces había dominado los ránkings de popularidad con temas como «Quiero saber», «Mi hombre» y «Amante secreto», entre tantos más. Pero fue así, y los miamenses sólo pudieron verla brevemente en ceremonias de entrega de premios y en festivales organizados por emisoras locales, donde tenía que compartir el escenario con varios otros artistas.

Yo la entrevisté en varias ocasiones y siempre fue muy agradable porque es una persona muy cariñosa, sencilla y auténtica, aunque en todas las ocasiones tenía a Saint-Jean detrás de ella para auxiliarla en caso de que alguna pregunta fuera muy indiscreta o para darle un apoyo moral.

Jorge la comenzó a dirigir desde sus inicios, cuando ella era apenas una adolescente recién salida del colegio, y aunque circulaban rumores de que la relación iba más allá del ámbito artístico y ellos siempre lo negaban, al final terminaron casándose y estableciéndose en Miami con el fin de proyectar su carrera internacionalmente. Pero mientras ella se acerca a los 40 años no le será fácil competir con otras más jóvenes, más glamorosas y provocativas como Paulina Rubio, Thalía o Shakira, aunque cante lejos mucho mejor.

La foto que ilustra este artículo fue tomada en la década del 80 en Buga, Colombia, donde anualmente se llevaba a cabo un importante festival de la canción. En esa ocasión, Myriam fue como cantante invitada y, por supuesto, deleitó enormemente a los colombianos con sus conmovedoras canciones que en su voz se transformaban en una sinfonía.

Pero esta no es la primera vez que Myriam Hernández y su familia se establecen fuera de Chile para alcanzar una mayor internacionalización profesional. Hace algunos años, cuando regresó al disco tras una pausa para criar a sus dos hijos pequeños, se fueron a vivir a México, donde no logró los resultados esperados, a pesar de haber reaparecido con una sensual imagen, con minifalda y todo lo demás.

Sin embargo, a pesar de todos estos intentos por sobresalir en el extranjero, ella se mantiene muy cerca de su patria, donde en febrero de este año volverá a animar el Festival de Viña del Mar junto al polémico argentino-venezolano Ricardo Montaner. Sus planes de tener su propio programa semanal de televisión hasta ahora no se han concretado.

Otro factor que podría haber jugado en su contra en su carrera es el hecho de haber cambiado de compañía disquera en varias ocasiones, comenzando con EMI Latin, siguiendo con Sony, con Warner y ahora nuevamente con Sony.

Pase lo que pase con su futuro como artista, su «El hombre que yo amo», del argentino Gogo Muñoz, quedará en la música pop como una de las canciones más bellas que se hayan escrito en el idioma español, claro que en la interpretación magistral de Myriam Hernández.

*El autor es periodista chileno, de larga trayectoria internacional.

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