Una de las premisas a destacar de esta Temporada Sinfónica, ha sido la renovación del repertorio de nuestra máxima institución musical, así como la presentación de solistas dominicanas de gran nivel. Pero este quinto concierto bajo la dirección de Caonex Peguero, quedará sin dudas, en los anales de nuestra historia musical; por primera vez se presenta una solista, capaz de realizar la proeza de tocar dos instrumentos: Arpa y piano. Esa noche nació una estrella en el firmamento dominicano: Martha De Luna, quien además de sus excepcionales condiciones como instrumentista, es compositora y arreglista; un verdadero orgullo para nuestro país.
Dentro de ese espíritu renovador, el programa inicia con el concierto para arpa y orquesta en Si bemol mayor, de George Friedrich Händel, tocado por primera vez por la Sinfónica Nacional. Siendo uno de los más importantes del repertorio arpístico, ha sido escogido para el debut de Martha De Luna. Luego de la introducción, en el primer movimiento “allegro” se escucha el bellísimo motivo principal que se repite en los siguientes movimientos. La joven arpista muestra técnica, sensibilidad y refinamiento sonoro, a pesar de las deficiencias de su instrumento.
La fantasía para piano y orquesta de Franz Liszt, reconversión de su conocidísima Rapsodia Húngara No. 14, es una pieza que demanda gran virtuosismo. Todas las expectativas creadas en torno a la interpretación de Martha De Luna, ahora como pianista, fueron superadas. El inicio “Andante”, misterioso y profundo, da paso al “Allegro Heroico” expuesto por el piano, que repiten las voces de las trompas. Con un “Prestissimo”, piano y orquesta concluyen en un climax de centelleantes sonoridades. La joven pianista, tocó con brillantez y pasión; comunicativa, emotiva, muestra que su técnica no tiene secretos. El público eufórico, se pone de pié y ovaciona a la artista, los prolongados aplausos la llevan a un “encoré”, en el que de nuevo destaca su virtuosismo, y para sorpresa y orgullo de todos, la pieza tocada, titulada “Santo Domingo”, es de su autoría.
El talento dominicano de nuevo se manifiesta en la pieza “Mozartina” del joven compositor Otoniel Rojas. El enfoque contemporáneo, al estilo Mozart pero con tambor, nos deja escuchar entre brumas las notas melodiosas del cadencioso merengue “El jarro ta´ pichao”, y el motivo melódico de la Sinfonía Júpiter. El arroz con mango resulta simplemente delicioso.
La segunda parte del programa abre con la Rapsodia Rumana No. 2 de Georges Enescu. La música popular de Rumania y los aires gitanos, se dejan escuchar. Es presentada por primera vez por la Sinfónica Nacional.
El programa concluye con el estreno del Poema Sinfónico “Los pinos de Roma”, del compositor Ottorino Respighi. Se escuchan las trompetas estridentes de Los Pinos de la Villa Borghese”, luego el canto majestuoso y melancólico de la naturaleza subterránea, nos conduce a los “Pinos cercanos de una Catacumba”, y de allí al escenario nocturno de los “Pinos del Gianicolo”, cercanos al templo del dios Jano. La gran orquesta, y la mezcla formidable de colores, el impacto de las trompetas fuera del escenario, crean un climax, una verdadera apoteosis musical, que nos conduce a través de los “Pinos de la Via Appia, al pasado glorioso de la Roma Imperial.
La Orquesta Sinfónica Nacional, alcanza un nivel apreciable. Caonex Peguero excelente músico académico, se abre caminos dentro de la dirección orquestal, conduciendo con gran precisión, dejando en cada pieza su impronta, su particular enfoque del hecho musical. Una noche hermosa, disfrutada por los amantes de la buena música.