Nacimiento

Nacimiento

Recuerdo que cuando leí Facundo, del maestro Sarmiento, me produjo un efecto extraordinario la frase “Los hombres pasan, las ideas no”, es como la recuerdo, epígrafe con el que comienza el libro. Sarmiento sabía, veía y pregonaba que no era a los hombres a quienes debíamos seguir sino a las ideas que han contribuido a la formación espiritual, religiosa, científica, política, los conceptos morales que deben guiar nuestro quehacer familiar, social.

Los poetas y escritores del siglo XIX decían que la publicación de un libro era un acontecimiento que debía ser celebrado como el nacimiento de un príncipe.

Los pueblos y los hombres tienen un tiempo para nacer, un tiempo para crecer, un tiempo para estudiar y aprender y un tiempo para aplicar lo aprendido. Dejar pasar el tiempo sin aplicar lo aprendido es haber perdido el tiempo.

Mi amigo El Ciudadano del Mundo enseña que usted puede recuperar una fortuna perdida pero no recupera ni un amigo, ni un familiar, ni el tiempo.

El tiempo que se fue, no vuelve, no vuelve nunca más, por ello, hay que aprovecharlo para no lamentar luego lo que pudo haber sido y no fue.

Es cierto que se puede construir un reino golpe a golpe, batalla tras batalla, sangre sobre sangre.

Es cierto. También es cierto que se puede provocar el parto de la esperanza, el nacimiento de un astro que fulge sobre el horizonte y brilla sobre la negrura de la noche, oscurecida por la acción de hombres sin fe en el futuro del país, gente capaz de vender su pensamiento y su vida a cambio de lentejas más o lentejas menos.

Un manantial nace donde brota el agua refrescada por la brisa que transporta el polen que fertilizará la vida, un manantial nace donde brota el agua que se lleva el sucio, las malas intenciones, las bajezas.

La vida es similar a la de un manantial, brota, nace, sigue un cauce determinado, es desviado para bañar y hacer parir la tierra.

El agua y el viento sirven para hacer más transparente la acción de los hombres, para lavar la sangre derramada por los delincuentes, para lavar las perversidades de jueces y legisladores, vendidos por dos monedas con las que los corrompen los politiqueros que mandan en pueblos engañados por caretas colocadas para el carnaval de la “democracia”.

La sociedad necesita que sus buenos hijos se agrupen, se unan, para enfrentar todos los obstáculos que afectan el desarrollo institucional y el desarrollo integral.

Para enderezar los entuertos que obstaculizan el desarrollo pleno de la libertad y la democracia en el país nace el Partido Revolucionario Moderno (PRM) cuyo parto de producirá este domingo primero de febrero del 2015.

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