Nada de imágenes políticas

Nada de imágenes políticas

Tengo la convicción de que las banderolas, las fotografías, vallas, los cruza calles, los afiches, y tantas cosas más por el estilo, que vienen utilizando los partidos políticos tradicionalmente en las campañas  electorales, no dan ni un voto a los candidatos y sí afean los pueblos y las ciudades del país, que lucen arrabalizados, además que ese tipo de propaganda produce un sin número de accidentes de tránsito al entorpecer la visibilidad en los cruce de calles e intersecciones de las avenidas  principales y de mayor circulación. ¡Señores no gasten el dinero en ese método de comunicación; además, existe algo incuestionable: la gran mayoría de la gente vota por el juicio  que se ha formado a lo largo de los años anteriores y la convocatoria a elecciones, vota sobre la sinceridad, honestidad y seriedad de los candidatos. A lo sumo la campaña aporta a favor de los candidatos unos tres o cuatro puntos, que pueden ser importantes para los aspirantes al poder; tal vez los debates arrojan más luz a los lectores ahora más que nunca, que no existe el miedo al comunismo, el salto al vacío que tanto explotó Balaguer como tema de campaña.

Ahora la campaña política tiene que ser fundamentada en los programas de los partidos. Quien lleve el mejor mensaje, el más viable, el más razonable, el más ajustado a la realidad dominicana tendrá el favor del pueblo, pero el que gaste más, el que se vuelva loco, se pone inconsciente cuando tiene un micrófono cerca, ese perderá las elecciones; porque debe saber que hay poco que repartir por parte de los nuevos gobiernos municipales que surjan de las urnas en mayo del 2016. Las deudas tambalean al Estado; la exterior es una amenaza para el país y para todos los dominicanos.

Está claro que cuando un partido gana las elecciones, tiene más amigos, pero también es cierto que tiene que gobernar para todos, sin agredir a nadie; por tanto, tiene que ser mesurado, porque ya no se podrá repartir muchos cargos,  después de la privatización de las empresas estatales, porque los gobiernos municipales y las cámaras legislativas tienen que preocuparse por aglutinar todo el espacio político de la  moderación en una sola fuerza. Necesitamos un  gobierno estable para que pueda adoptar las medidas para reducir la crisis, para dar confianza, para dar esperanzas.

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