“Nada reduce la categoría de héroe de Caamaño”

“Nada reduce la categoría de héroe de Caamaño”

DIALOGO CON

José Confesor Villa Tavárez

Sobreviviente.  José Confesor Villa Tavárez viajó a Cuba en 1967. Es el único sobreviviente de un grupo de jóvenes que el Coronel Francisco Alberto Caamaño encontró cuando llegó a la isla.

Con 70 años y una memoria lúcida, coherente, cargada de recuerdos de su agitada experiencia revolucionaria, José Confesor Villa Tavárez defiende la figura histórica del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó y el rol patriótico que desempeñó en sus afanes de materializar el proyecto guerrillero que culminó con su muerte el 16 de febrero de 1973.

De la misma forma que valora al héroe de Abril, Villa asume la defensa de sus ex compañeros de lucha en los “Comandos de la Resistencia”, quienes revelaron que Caamaño tenía un carácter difícil, era egocéntrico, terco, usaba un lenguaje soez, vulgar, agresivo y amenazante, era mujeriego, iba “de visita de médico” a los campamentos y mostraba una evidente inclinación al alcohol.

Los detalles de lo que ocurrió en Cuba a finales de los años 60 y principio de la década de los 70 fueron revelados por Gustavo Alonzo, Julio Delgadillo, Julio Enrique Montaldón, José Ignacio Marte Polanco y Johnny Weber. HOY recogió sus impresiones en una serie de trabajos publicados del 23 al 26 de junio de pasado.

“Yo creo que los muchachos cometieron un desliz. Creo que ellos se excedieron al valorar a Caamaño en el aspecto negativo. Lo digo porque aunque Caamaño tenía vicios personales, notorios, el beber alcohol y tener dos mujeres es una de las propiedades fundamentales del machismo dominicano. Usted no es dominicano si no reúne esas condiciones”.

Villa Tavárez, conocido en el grupo con el sobrenombre guerrillero de “Pedro Sánchez”, entiende que las revelaciones de sus amigos “no se pueden juzgar como una cuestión inmoral, ni nada de eso”, porque lo importante es el rol político que desempeñó Caamaño, independientemente de los vicios personales que tuvo. “Yo creo que Caamaño fue consecuente en eso”.

Entiende que Caamaño renunció a la vida fácil, a la vida burguesa que le dio su formación familiar, sus prerrogativas militares, y eso es meritorio. “Renunciar a todo eso para meterte en un monte a entrenarte, para ir a morir a tu país, eso no es fácil; eso tiene un mérito que no lo destruye ni lo opaca ningún vicio personal que tenga una persona. Cualquier defecto personal queda pequeño”.

“Ellos tienen su valor como revolucionarios, porque eran jóvenes dispuestos a morir por la revolución y fueron a Cuba a reunirse con Caamaño pensando en ese proyecto revolucionario. Ellos tienen su valor”.

“Yo disiento de esos juicios”, puntualizó Villa.

Descartó que las declaraciones de sus amigos formen parte de conjuras o componendas antiéticas para desmeritar la figura de Caamaño.

“Creo que ellos han expresado algún rencor acumulado de muchos años y quisieron desahogar ese rencor histórico, ese viejo rencor. Ellos son mis amigos personales, los aprecio y los valoro. Estoy seguro que las malas intenciones no están en las mentes de ninguno de ellos.

“Mi valoración sobre Caamaño es que nada reduce su prerrogativa de héroe nacional indiscutible del pueblo dominicano”, apuntó.

Caamaño se acomodaba mucho. “Los primeros problemas con Caamaño empezaron en el entrenamiento, pues mientras el grupo llevaba mochilas muy pesadas, caminábamos intensamente, subiendo lomas, bajando lomas, Caamaño participaba muy poco (en los entrenamientos) y cuando lo hacía, asistía con muchas comodidades, como por ejemplo ir con un fusilito a matar pajaritos, mientras los otros íbamos cargando pesado, con el fusil, los tiros, latas de carne rusa en la espalda, comiendo en el monte, cargando calderos, cantimploras, hamacas y frazadas para dormir”.

“Era una carga muy pesada. Caamaño iba (al campamento) despojado de todo eso. Uno lo toleraba hasta cierto punto porque era él jefe, el líder, y también era mayor que nosotros.

La queja llegó hasta Amaury Germán Aristy. “A este hombre lo van a matar desembarcando, porque él no quiere entrenarse, no quiere sudar la camisa, no quiere cargar pesado. Él no debe ser así. Vamos a aconsejarlo”.

En una reunión con Caamaño para tratar el tema, el líder aceptó las críticas, prometió cambiar y asumir responsabilidades en ese sentido.

“Aceptó las críticas, hasta cierto punto, pero nos llamó atrevidos, nos dijo de todo. Caamaño tenía en ocasiones un lenguaje muy soez”, agregó.

La carta secreta de Narciso

Villa Tavárez revela que en una ocasión fue llevado a una vivienda de seguridad en La Habana. Rebuscando debajo del colchón, encontró una carta dirigida a Caamaño, firmada por Narciso Isa Conde.

En esa carta, Narciso le decía a Caamaño que estaba de acuerdo con el movimiento insurreccional, pero reclamaba para el PCD la dirección política del movimiento, dejándole a Caamaño la dirección militar.

No mostró la carta a Caamaño. Se reunió con La Chuta y Ulises, quienes eran sus amigos, y les comunicó el hallazgo. Eso generó mucho revuelo. Conversaron con Lalane para concertar una reunión con Caamaño y tratar varios temas, incluida la carta. Días después fueron convocados al esperado encuentro.

Caamaño recibió al grupo en una vivienda de dos niveles. La oficina estaba en el segundo piso. Sugirió hablar individualmente con cada uno. Tocó mi hombro y me dijo: “Tú eres el primero”.

“Yo subo y comienzo a hacer los planteamientos, las inquietudes. Pero Caamaño no me dejó terminar. Me cortó en seco y me dijo: “Tú te vas de aquí, buen mierda”. Inmediatamente le ordenó a Lalane: “Llama a Jesús (el enlace del Gobierno cubano con el grupo) y dile que ya él no es miembro de la organización, que se lo lleven”.

“Yo me levanté del asiento y le tendí la mano a él y a Lalane. Les dije: Está bien, me voy. Al mes siguiente estaba yo en Sierra de Aguila, solo, sembrando plátanos y cortando caña. No supe qué ocurrió con el resto del grupo”.

Retornó al país en 1970, después de muchas vicisitudes en la isla. Su admiración por Caamaño no cambió. Junto a varios compañeros, reunió 38,000 dólares y se los enviaron a “Román”.

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