El español Rafael Nadal y la estadounidense Serena Williams, exnúmeros 1 de la ATP y la WTA respectivamente, se clasificaron para semifinales sin perder un set en sus duelos de cuartos, dando ayer un paso más hacia el título en un Abierto de Australia que está sonriendo.
Los partidos de ayer permitieron a los aficionados seguir soñando con la posibilidad de revivir finales que parecen de otra época: Nadal y Federer están algo más cerca de medirse en la masculina y Serena podría enfrentarse en el último partido con su hermana Venus, también semifinalista.
En el caso de Nadal, actual noveno del mundo, la misión no era sencilla al tener que jugar en cuartos contra el canadiense Milos Raonic, tercero del ránking, pero pudo imponerse en tres sets, por 6-4, 7-6 (9/7) y 6-4. Nadal (30 años) se enfrentará en la siguiente etapa, con un billete para la gran final en juego, al búlgaro Grigor Dimitrov (15º del mundo), que se deshizo por su parte del belga David Goffin (6-3, 6-2, 6-4).
Será la primera semifinal para el español en un torneo del Grand Slam desde la de Roland Garros en 2014.
La gran victoria sobre Raonic, el jugador de mayor ránking ATP en los cuartos de final tras las eliminaciones anteriores de Andy Murray (N.1) y Novak Djokovic (N.2), confirma el buen momento de Nadal, campeón en su brillante carrera de 14 torneos del Grand Slam.
Confirma además su recuperación tras los problemas de lesiones de las últimas temporadas, que le hicieron acercarse más a la salida del ‘Top 10’ que a la lucha por volver al número 1. «Milos es un adversario muy difícil. Me venció hace dos semanas en Brisbane en un partido duro», recordó Nadal tras su victoria sobre un jugador al que limitó a 14 ‘aces’, su dato más bajo en este torneo. Nadal llegó incluso a levantar seis bolas de set en contra en el segundo set. Para Nadal, será su quinta semifinal en el Abierto de Australia (fue campeón allí en 2009) y la vigesimocuarta en un torneo del Grand Slam.
Contra Dimitrov, Nadal domina 7 a 1 en sus enfrentamientos anteriores, pero el búlgaro se llevó el último, en Pekín el año pasado. «Todo el mundo cree desde hace tiempo que va a ser uno de los mejores. Comenzó muy fuerte la temporada. Está con confianza y juega muy bien», afirmó el español al hablar del búlgaro. Para Dimitrov, de 25 años, será su primera semifinal en el Abierto de Australia y la segunda en un Grand Slam, tras la de Wimbledon en 2014.
«Creo que tengo lo que hay que tener para llegar más lejos y que no he terminado mi trabajo», afirmó Dimitrov, campeón recientemente en Brisbane.
El cuento de hadas de Lucic
En el cuadro femenino, dos veteranas, la estadounidense Serena Williams y la croata Mirjana Lucic-Baroni, se clasificaron ayer para las semifinales, donde se verán las caras.
Serena (35 años), despachó cómodamente en 1 hora y 15 minutos a la británica Johanna Konta (9ª del mundo), por 6-2 y 6-3.
«Ella jugó muy bien, definitivamente tiene madera de campeona», dijo Williams para referirse a su rival. «Estoy contenta de haber dejado esto atrás», admitió la número 2 mundial, que persigue su 23º título del Grand Slam y regresar al número 1, algo que conseguiría si es la campeona.
Lucic-Baroni, de 34 años y 79ª del mundo, se impuso a la checa Karolina Pliskova, quinta del ránking (6-4, 3-6, 6-4). «No puedo creerlo. Es muy loco. Lo único que puedo decir es que Dios es bueno. Es lo único que puedo decir. No puedo creerlo», dijo con lágrimas en los ojos la número 79 del mundo.