Tarde o temprano Sammy Sosa ingresará al Salón de la Fama de Cooperstown porque sus números nadie los puede borrar.
Usted dirá que está en su último año de elección, pero le recuerdo que luego sigue el Comité de Veteranos, donde no impera el resentimiento y el odio.
Cómo explicar que Barry Bonds y Roger Clemens tienen chances de entrar este año y Sammy cada día está más abajo.
Celos, envidia, resentimientos y algo de racismo contra Sosa.
¡Sé por qué lo digo!
Alguien dirá, Mirabal pero no compares la carrera de Sammy con las de Clemens y Bonds. Y yo respondería, sí, fueron mejores, pero Sosa está en un nivel similar de estelaridad. La gente quizás pasó por alto que el Salón de la Fama anunció que revisará la forma de votar para llegar a Cooperstown.
No hay coherencia en algunos criterios para elegir a un jugador. Y otro asunto más relevante: A Cooperstown no le conviene que jugadores como Clemens, Bonds, Sosa, Alex Rodríguez, Manny Ramírez y Mark McGwire, entre otros, estén fuera. Y voy más lejos: al béisbol no le conviene.
A Cooperstown porque se supone que allí deben estar los mejores, y al béisbol, porque estando fuera esos jugadores, la mancha de los esteroides siempre será recordada. Se debe propiciar una amnistía y que toda esa gente entre.
Lo de no votar por ellos en los primeros años, lo veo bien, pero al final, todos deben ser Cooperstown.