Nadie es profeta en su tierra…

Nadie es profeta en su tierra…

El martes 13 de diciembre en el salón verde del Palacio Nacional, el Vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Jorge Familiar, presentó un informe titulado “Para construir un mejor futuro juntos”, una compilación de los avances logrados por la población en el ámbito de la calidad de vida y las políticas recomendadas para contribuir al desarrollo de la nación.
Uno de los puntos que destaca el Banco Mundial es la resistencia a la disminución de la pobreza presente en determinados sectores, pese al notable crecimiento económico experimentado por el país, señalando que “el mercado laboral no parece recompensar plenamente a los trabajadores por su productividad creciente”.
El organismo internacional indica que los ingresos reales de los dominicanos disminuyeron a partir de la crisis financiera 2003-2004 y no han regresado al nivel anterior a dicho periodo, a pesar de significativas ganancias en productividad. En otras palabras: el fuerte crecimiento de la productividad no ha sido traspasado a los trabajadores mediante incrementos salariales, razón por la cual el Banco Mundial asegura que el “estancamiento de los salarios reales ha evitado que los estratos inferiores de la población salgan de la pobreza”.
Las apreciaciones del BM provocaron un revuelo enorme en la opinión pública, generando múltiples opiniones y menciones en las redes sociales. Llama la atención que viniera su Vicepresidente hemisférico para que los dominicanos se interesaran por un tema medular para el desarrollo económico nacional.
Bien dice el adagio que “nadie es profeta en su propia tierra”, y es precisamente lo que en esta oportunidad ha quedado en evidencia, ya que el Banco Central de la República Dominicana, a través de su gobernador, Héctor Valdez Albizu, ha insistido desde hace más de tres años, en que el principal escollo que impide la disminución de la pobreza más rápidamente es el estancamiento de las remuneraciones reales a los trabajadores.
Valdez Albizu ha reiterado ante la prensa y gremios empresariales, que en República Dominicana prevalece una desvinculación entre el crecimiento de la productividad media del trabajo y las remuneraciones reales promedio de los trabajadores, siendo aquellos que devengan salarios mínimos los que históricamente han sido perjudicados, añadiendo que “si tú no pagas un salario razonable, la economía puede crecer, la productividad puede ser muy alta, pero el efecto no se derrama”.
El Banco Central sostiene que “si la economía crece y se queda concentrado ese crecimiento y no va a los trabajadores, y se mantienen bajos los salarios, ellos tienen que buscar la manera de vivir y de dotar a su familia de las cosas indispensables, y entonces se crea el pluriempleo, el mercado informal y ese mercado informal ha ido creciendo en la República Dominicana porque los salarios se han mantenido prácticamente estancados, se corrigen apenas por la inflación y cuando usted corrige por inflación está dejando el salario igual y no mejora la capacidad adquisitiva del mismo”.
Mas aun: el Banco Central publicó en su foro de opinión “Página Abierta” el artículo titulado “Algunas consideraciones sobre la Informalidad y los Ingresos en el Mercado Laboral de la República Dominicana”, en el cual plantea que al cierre de 2013 el ingreso real promedio de los dominicanos era prácticamente igual al vigente en 1991, destacando además que los salarios mínimos reales vigentes entonces en nuestro país eran menores a los existentes en 1979, pese a que la productividad había aumentado significativamente en las últimas décadas.
Recientes estimaciones del Banco Central indican que si se analiza la evolución de la productividad media del trabajo a nivel agregado y la evolución de los ingresos laborales en términos reales desde el año 1991, la brecha entre ambos se ubica en torno a un 60% al cierre del año 2015. Esto quiere decir que los incrementos en la productividad asociados al crecimiento de la economía dominicana no se han traducido en incrementos proporcionales en las remuneraciones de los trabajadores, especialmente en los de menos ingresos.
Sin desmeritar las afirmaciones y recomendaciones del Banco Mundial, los dominicanos debemos crear conciencia de que el país cuenta con funcionarios y técnicos calificados en el área económica, capaces de realizar diagnósticos certeros sobre los problemas y desafíos pendientes para continuar creciendo y que ese crecimiento pueda llegar a los más desposeídos.

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