Nadie merece morir tan solo por ser pobre

Nadie merece morir tan solo por ser pobre

Marien Aristy Capitán

En la República Dominicana ser pobre es casi como una condena de muerte nada más nacer, tal como lo ratifica el fallecimiento de 34 bebés en el Materno Infantil San Lorenzo de Los Mina en febrero. Crecer, sin embargo, tampoco es ninguna garantía porque la parca te puede atrapar de manera fortuita junto a tu casa si vives en un barrio como el de Los Guandules o el 27 de Febrero.

Incomprensibles, las muertes en la maternidad y los homicidios de Carla Maribel Campusano (14) y Yajaria Yarolina Martínez (17) deben sacudir a la sociedad.

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Cuando en un mes de apenas 28 días mueren 34 bebés y nadie se inmuta hasta que llega el escándalo las autoridades tienen que revisarse. ¿No existe un protocolo ante tantos fallecimientos? Anunciar una investigación y la suspensión del director del hospital y la encargada de Perinatología no es suficiente.

Tampoco se entiende el silencio cobarde del Gobierno ante las muertes de Carla y Yajaria, dos víctimas de la inseguridad que arropa a los barrios: una murió en medio de un aparente sicariato y la otra por bala perdida. ¿Alguien pagará por lo sucedido? ¿Quién explicará por qué los callejones son tierra de nadie en la que los policías -si entran- cobran peaje? Suerte que la seguridad fue una promesa de campaña.

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