“Nadie merece ser lanzado al vacío”

“Nadie merece ser lanzado al vacío”

VIENE DE LA PORTADA
FERNANDO CASADO

Aquel amigo travieso, “H”, colgó sin despedirse; yo, por mi lado, me olvidé del tema de ser contraparte de un artista de la grandeza de Frank Sinatra.

Una pragmática inmadurez sin aristas interesadas, nos había defendido ante el calenturiento afán de trascender a empellones y mordiscones. Si logramos ser hoy mejor que ayer, y mañana mejor que hoy, como gateaba nuestra infantil filosofía, estaremos debutando siempre sobre cada escenario.

Aplauso o fama llegarán sin estridencias, dependiendo del grado de talento con que el “Caballero” nos haya dotado. Chavón, aunque lo pareciera, no era un escenario para recibirnos. De momento, solo el “caballero” estaba enterado.

Unos tres o cuatro días después, recibí llamada del maestro Rafael Solano, decorador de silbidos a las partituras de la vida, tejedor de sal y soles, escondidos reflejos de juanes y pozas plateadas de alegría, por amores sobre el grito de Erasmo en pecho y primaveras soñadas para un mundo merecido.

El maestro me dice: “Fernando, me acaba de llamar el amigo ‘H’ con urgencia. Mira, me dice que para el asunto de Altos de Chavón hay diez mil pesos. Dos mil para la orquesta, dos mil para Luchy Vicioso, dos mil para mí, dos mil para ti y dos mil para él. ¿Que tu crees, que le digo?”

Le respondo: “No Fello, dile a él que no, que es con Guillo que él tiene que hablar. Que cuando Miss Universo yo cobré mucho más que eso y no tenía Miss Universo detrás… ahora yo tengo ese evento en mi hoja de vida, por eso me están buscando, porque yo soy el carajo de Miss Universo, y eso hay que pagarlo”.

“Dile que yo no voy a ganar menos que el ‘band boy’ que recoge los instrumentos y las colillas de la orquesta de Sinatra. Que hable con Guillo”.

No hubo respuesta. Tampoco la esperaba. Se contactó a un nuevo productor y se contrató una talentosa y superior artista. Las circunstancias resquebrajaron las murallas de la prudencia. Importó más el valor de la estridencia, que el aliento riesgoso del arte.

Los resultados suelen ser tristes si no aprendemos a volar. Nadie merece ser lanzado al vacío. Gracias amigo travieso “H”.

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