Nafta y Cafta en la mira

Nafta y Cafta en la mira

Llegó algo que era de esperar. Han comenzado los intentos para que se produzca una revisión de los acuerdos de libre comercio ya firmados y aprobados. De los pendientes de aprobación ni hablar.

Un grupo de más de 50 legisladores demócratas y un republicano han presentado una solicitud para que el Presidente Obama promueva una renegociación tanto del Acuerdo de Libre Comercio con América del Norte – el NAFTA – en vigencia desde hace 15 años comprendiendo a los Estados Unidos, México y Canadá,  y del que incluye a Centroamérica y República Dominicana – CAFTA – de más reciente vigencia.

Es lógico que comiencen estas presiones porque, en general, el intento no es nuevo. Los acuerdos de libre comercio no gozan de simpatía en amplios sectores de la sociedad norteamericana. Contra el NAFTA a lo largo de su puesta en ejercicio ha habido diversas embestidas con más o menos fuerza. Recordemos que el CAFTA  se aprobó por tan solo un voto.

Los acuerdos de libre comercio – conceptualmente concebidos como recursos para incentivar las exportaciones – son visualizados por los sindicatos estadounidenses – en su mayoría tradicionales soportes de los demócratas – como mecanismos que generan la “exportación de puestos de trabajo” en perjuicio de los niveles de empleo en los propios EE.UU.

Expliquémonos. Cuando Estados Unidos firma un acuerdo de libre comercio con otra economía ello conlleva facilidades arancelarias para la entrada de los productos norteamericanos a aquella, lo cual gusta mucho a sectores productivos orientados a la exportación. Sin embargo, a su vez, también la aduana norteamericana posibilita la entrada libre de aranceles de los productos externos lo cual gusta también mucho a aquellos sectores que tienen un nicho de mercado muy fuerte dentro de la propia economía norteamericana. En consecuencia, estos últimos cierran sus fábricas en territorio norteamericano y se instalan en los países firmantes de los acuerdos con lo cual aprovechan una mano de obra mucho más barata que la norteamericana y pueden comoquiera, exportar a los propios EE.UU. sin el pago de aranceles, con lo cual incrementan sus márgenes de beneficios. Se han “exportado puestos de trabajo”.

En la actual situación de crisis brutal con un incremento histórico del desempleo se fortalecen las posiciones de los francotiradores contra los acuerdos de libre comercio.

En verdad, durante su campaña Obama prometió una revisión de los acuerdos y aunque se han levantado muchas voces advirtiendo de que la crisis no debe estimular las prácticas proteccionistas, lo cierto es que la situación es propicia para que no se aprueben los acuerdos pendientes – Colombia, Panamá y Corea del Sur – y se revisen los vigentes introduciéndoles un reforzamiento de algunas cláusulas, entre ellas las de protección medioambiental y laborales. Quizás no se vaya más lejos aunque, hoy por hoy podemos preguntarnos ¿qué ha significado el CAFTA?

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